2 de octubre de 1968 en Tlatelolco - Tráfico ZMG
Durante los años 60, se produjeron numerosos cambios sociales a nivel global, lo que llevó a los jóvenes de aquel tiempo a reflexionar sobre lo que ocurría en sus propias realidades sociales, siendo México un claro ejemplo de esto.
Esto llevó a que, hacia finales de esa década, se desataran en toda la república una serie de manifestaciones estudiantiles, en su mayoría tranquilas, en oposición al autoritarismo y la represión que imponía el gobierno.
En la ciudad capital del país, los alumnos de las dos principales instituciones educativas de la región, la UNAM y el Politécnico, iniciaron la organización de marchas en las que demandaban, sobre todo, el respeto al derecho a la movilización social y a la protesta, así como la disolución de la unidad de granaderos. Es importante señalar que, aunque la mayor parte de los participantes eran jóvenes, personas de diversos sectores se unieron a la causa, lo que les otorgó una gran importancia social.
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A raíz de lo mencionado, el 2 de octubre de 1968, estudiantes y quienes apoyaban sus ideales se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Ciudad de México. Lo que comenzó como una protesta tranquila se transformó, con el tiempo, en un conflicto violento en el que el Estado se enfrentó a los manifestantes.
Este suceso resultó en un número indeterminado de fallecidos y lesionados; hasta ahora, 56 años después, la falta de transparencia por parte de las autoridades ha dificultado un recuento preciso de las víctimas, así como su identificación.
Este acontecimiento, que se conoce como “La Matanza de Tlatelolco”, continúa siendo objeto de estudio y discusión en México. Se recuerda con lemas como “2 de octubre, nunca se olvida”, y se ha convertido en un emblema de resistencia en la búsqueda por los derechos civiles y la libertad de expresión.
La evocación de la relevancia de la memoria histórica se mantiene vigente cada 2 de octubre, una fecha que marcó profundamente al entramado social mexicano y que favoreció un cambio paulatino en la forma en que la política es percibida en el país.
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