Cumbre de los BRICS en Kazán, algunas conclusiones
Por Oleg Yasinsky / Reportero ucraniano independiente.
Luego de asistir a la cumbre de los BRICS en la ciudad rusa de Kazán, realizada del 22 al 24 de octubre de este año, me gustaría compartir algunas de mis reflexiones.
Numerosas personas se cuestionan si el evento puede calificarse de exitoso. Para abordar esta interrogante, creo que es fundamental definir qué se entiende por «éxito».
Si el objetivo era evidenciar ante el mundo la incapacidad de Occidente para marginar a Rusia en el ámbito internacional, la cumbre resultó en un éxito absoluto y claro.
Otras respuestas pueden variar y dependen exclusivamente de las expectativas e intereses de quien formula la pregunta. Sería similar a preguntarse si los 143 puntos de la Declaración de Kazán son muchos o pocos. Se ha llevado a cabo un gran esfuerzo colectivo para redactar cada uno de esos puntos, pero toda esta declaración es solo una parte pequeña en comparación con la gran cantidad de problemas que aún permanecen sin resolver y que seguramente aparecerán en el futuro. Es importante reconocer que hoy en día ni siquiera somos plenamente conscientes de los cambios en el mundo ni de la diversidad de dificultades que nos esperan. Todo esto forma parte del proceso natural de un trabajo, aunque sea de gran magnitud y se desarrolle en condiciones adversas en medio de una situación mundial de constante inestabilidad. Resulta interesante considerar este tipo de eventos no como algo finalizado, sino como algo que está en continuo desarrollo.
Kazán, sin duda, se presentó como un destino ideal para convertirse en el núcleo ruso del proyecto BRICS. Esta ciudad es la capital de la República de Tartaristán, situada en la confluencia de Europa y Asia. Representa la fusión de múltiples realidades, con un sincretismo islámico-ortodoxo singular que es tan normal y cotidiano que expone la irracionalidad del discurso neoliberal sobre la “guerra de civilizaciones”. Las distintas culturas y creencias no solo conviven en armonía, sino que se enriquecen mutuamente y forman parte de un todo. Fue una experiencia asombrosa vivirlo y sentirlo. Resulta curioso que para los habitantes locales esto sea algo tan habitual que no logran comprender la sorpresa de quienes los visitan. Lamentablemente, al final, estos visitantes, inmersos en la apretada agenda del evento, contaron con muy poco tiempo para interactuar con la población local. Además de cristianos ortodoxos y musulmanes, en Kazán residen budistas y judíos, quienes también contribuyen a esta rica mezcla religiosa. En total, en la República de Tartaristán habitan 173 etnias diferentes de Rusia. Hace aproximadamente tres décadas, durante y tras la Perestroika, que marcó el regreso del capitalismo en la URSS, Kazán fue por varios años una especie de capital (no oficial) del crimen organizado en Rusia. Pasó por períodos de extrema pobreza, con un alto desempleo y estuvo bajo el dominio de diversas bandas armadas. Esta situación cambió hace poco más de 20 años y hoy en día Kazán es considerada una de las ciudades más hermosas, acogedoras y seguras del país. Sin la adecuada combinación de políticas sociales implementadas por los gobiernos federal y local, junto con la activa participación de la sociedad civil, esto no hubiera sido factible. Dada su relevante importancia en la historia y cultura rusa, está repleta de sitios y recuerdos imprescindibles, y según los habitantes locales, para explorar lo más destacado se requiere al menos una semana. Desgraciadamente, la mayoría de los asistentes al evento de los BRICS solo disponían de unas pocas horas para ello.
Al referirnos a los BRICS, es fundamental tener en cuenta que se trata de una iniciativa todavía incipiente, que comenzó el 19 de junio de 2009, en un contexto global mucho más equilibrado que el que vivimos hoy. Este concepto está claramente expuesto en un artículo de Fidel Castro titulado "Es hora de conocer un poco más la realidad", publicado el 21 de julio de 2014. Se puede localizar fácilmente en la web.
El repentino interés que en los últimos meses han mostrado numerosos países por unirse a los BRICS es un reflejo de la crisis que atraviesa el mundo, donde el Sur Global es, una vez más, el más perjudicado. Para algunos países, los BRICS representan su única alternativa viable para lograr una recuperación económica. Esto puede no deberse a que lo consideren un proyecto perfecto, sino porque en la realidad actual no hay otra opción tangible que se compare con los BRICS. Sin embargo, las grandes expectativas también incrementan los riesgos involucrados.
Además de los logros evidentes y los gestos alentadores, esta cumbre también reveló contradicciones que hasta ese momento se habían discutido poco, al menos de manera oficial. Es evidente que existen al menos dos grupos distintos dentro de los BRICS con intereses divergentes. Para las naciones más empobrecidas del Sur Global, la prioridad es sobrevivir y alcanzar autonomía estatal. En cambio, para otros, el bloque es simplemente una herramienta para el comercio, para aumentar su influencia sobre los países cercanos y para futuras negociaciones con Occidente. Este es el verdadero y inevitable desafío que enfrenta el mundo actual, algo que no se puede resolver sin un marco ideológico claro.
Es importante recordar que los BRICS no son simplemente una repetición de la Internacional Comunista, ni tampoco del Movimiento de Países No Alineados, y que sus metas declaradas son más restringidas. Su objetivo principal es salvaguardar la independencia económica de nuestras naciones y ofrecerles la posibilidad de desarrollarse sin estar bajo el control ni la supervisión de Occidente. Aunque el proyecto BRICS tiene el potencial de ser revolucionario, dicha revolución sería una liberación nacional, no de tipo socialista, y aún estamos muy lejos de ese punto. Para avanzar, se necesita un marco político e ideológico más definido. Observando la situación actual, no sorprende que muchos crean sinceramente que es posible transformar este mundo a través de reformas puramente económicas y financieras. Es imprescindible un cambio de cultura y de paradigma, así como en la forma de mirar las cosas y en las actitudes. Sin duda, esto requerirá mucho más tiempo. Pero, ¿tendremos ese tiempo?
El destino del proyecto BRICS, ya sea un logro o un fracaso, no puede definirse únicamente por cumbres u ocasiones particulares. Este es el esfuerzo constante de miles de individuos de diversas culturas, creencias e idiomas. Y como ha sucedido a lo largo de la historia, el futuro dependerá totalmente de la dedicación y creatividad de quienes lo están construyendo.
La primera fractura política dentro de los BRICS fue provocada por el "gobierno progresista" y de “izquierda” en el continente que más requiere de los BRICS: América Latina. La decisión de Brasil de bloquear la entrada de Nicaragua y Venezuela en el grupo no sorprendió, sino que representó la expresión natural de las contradicciones inherentes al propio proyecto, el cual busca mantenerse al margen de los conflictos políticos. En este sentido, el principio proclamado de la “No injerencia de los países del bloque en los asuntos internos de otros” no solo se ignora, sino que además está lleno de los típicos dobles raseros. En cuanto a los estándares democráticos occidentales, que son tan relevantes para el presidente brasileño Lula, Arabia Saudita se encuentra por detrás de Venezuela, al menos por varios siglos. Y se podrían encontrar muchos otros ejemplos similares.
Una vez más hemos visto que el “progresismo” de la supuesta “izquierda” defiende los intereses del imperio y de sus corporaciones de una manera más confiable y efectiva que algunos gobiernos de derecha abiertamente. Durante el encarcelamiento de Lula en Brasil por cargos falsos de corrupción, tanto el gobierno de Venezuela como Nicolás Maduro, más que ningún otro, se esforzaron por conseguir su liberación. Y no se trata solo de una opinión personal de Lula sobre la legitimidad de los gobiernos de Ortega y Maduro. La organización BRICS tiene como finalidad el desarrollo y el bienestar de los pueblos, no de los gobiernos en el poder. Es inconcebible que Lula no reconozca que Venezuela está sometida a un severo bloqueo impuesto por Estados Unidos y que los mecanismos de los BRICS representan una oportunidad para mejorar las condiciones económicas de su población, lo cual podría fortalecer la soberanía del país. Lamentablemente, prevalecieron otros motivos.
De este modo, se ha establecido un significativo precedente de discrepancia política entre los BRICS, que sin duda no será ni el último ni el más relevante. A pesar de lo incómodo que resulta, considero que es una situación habitual e inevitable, formando parte de los procesos de aprendizaje. Por ello, en este momento es crucial cómo la organización enfrenta y soluciona esta situación.
La cumbre de los BRICS en Kazán ya forma parte de nuestra historia. Para muchos de nosotros, además de ser un recuerdo imborrable, representa una vivencia de colaboración conjunta a pesar de nuestras diferencias y limitaciones, con el propósito de crear una nueva narrativa que incluya a todos.
Claro, aquí tienes una versión reformulada del texto en español: Artículo extraído de: https://desinformemonos.org/cumbre-de-los-brics-en-kazan-algunas-conclusiones/