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Johel Alvarado es un agricultor que trabaja en una pequeña finca cafetalera en Costa Rica, donde ha introducido innovaciones técnicas para combatir la escasez de lluvias. Su cultivo de cuatro hectáreas se ubica en la ladera de una quebrada en la localidad de Grecia, a 40 km al noroeste de San José y ahora cuenta con un sistema de riego que le permite mantenerse en el negocio a pesar de las disminuciones de lluvia. Para los agricultores de café en Costa Rica, una disminución en las precipitaciones puede generar dificultades en la producción. Actualmente, la actividad cafetalera es la responsabilidad de más de 25.000 familias en el país, que enfrentan retos por la disminución de lluvia cada vez más frecuente. En respuesta a esta situación, agricultores como Eduardo Rojas han invertido $232,000 en irrigación y automatización de sistemas, y los resultados son notables: en 2023, cosecharon 43.5 fanegas de café por hectárea, mientras que el promedio nacional es de 20 fanegas por hectárea. Además de la tecnología, algunos agricultores han optado por métodos naturales, como el uso de árboles frutales para dar sombra y mantener la humedad de las plantas de café. El éxito de los productores depende de la innovación constante y el desarrollo tecnológico, y la Industria del café en Costa Rica está trabajando para mejorar las variedades de café que se adaptan mejor a las condiciones actuales mediante el estudio genético.