Sad Claudio X

2 día atrás
Claudio X. González

Las fotografías de Claudio X. González esperando a Claudia Sheinbaum generaron debate sobre la oposición a las clases privilegiadas y al obsoleto enlace entre el poder político y económico. En lugar de ser una venganza o persecución, resaltan la importancia de la equidad de derechos para todos.

Claudio X. González - Figure 1
Foto Pie de Página

Escrito por Leonardo Toledo Garibaldi.

Las imágenes estaban allí, aguardando tranquilamente en aquellos asientos. El fotógrafo de La Jornada, Luis Castillo, las capturó y las llevó consigo.

En cada una de las imágenes se muestra a un hombre en una sala de espera. En una está caminando hacia un lado, en la otra hacia el otro, en otra está sentado en un sillón y en la última está más cerca. No hay más detalles, solo un hombre mayor vestido de traje en una sala anónima sin ninguna indicación de ubicación. Las fotos parecen haber sido tomadas con prisa, sin tiempo para ajustar la toma o crear una composición cuidada, utilizando la iluminación disponible y con un objetivo extendido al máximo para capturar a un sujeto despreocupado y distraído.

Un hombre mayor esperando. Puede ser un trabajador de una fábrica de papel en 1977, aguardando una reunión con el gerente para ser informado de su despido por participar en una huelga. O tal vez sea un maestro de primaria despedido tras la reforma educativa, esperando ver a Aurelio Nuño para solicitar su reintegración. También podría ser una víctima del terremoto de 1985 intentando entregar su expediente de reconstrucción a Miguel de la Madrid. Un deudor en problemas por los altos intereses, cuyo dinero fue enviado al extranjero por empresarios (ya sea en 1982 o 1994) esperando en el banco para renegociar su deuda. Podría ser cualquier persona, en cualquier lugar, en cualquier momento.

Sin embargo, lo más impactante es la descripción dada por el medio de comunicación: Claudio X. González Laporte, empresario, pidió una reunión con Claudia Sheinbaum, quien será la próxima presidenta. Él la aguarda en una sala cercana al Salón Castillo, donde se reunirá con el Consejo Coordinador Empresarial en el hotel Presidente InterContinental de Polanco. En ese momento, Juan Ramón de la Fuente llegará para decirle que la presidenta no podrá verlo en persona.

Podría tratarse de cualquier persona en cualquier instante. Sin embargo, en esa ocasión era él, presente en ese instante, en ese sitio y en esas imágenes capturadas por ese fotógrafo que ejerce en ese sector.

La presidenta se encontraba en medio de una importante disputa, su primera gran confrontación después de las elecciones. La inminente aprobación de la Reforma Judicial ha generado preocupación en los sectores financieros y empresariales (quienes se beneficiaban de tener jueces aliados para saltarse ciertas leyes nacionales). Utilizan las mismas tácticas de siempre, al igual que en 1982 y 1994. Sheinbaum contraataca, primero confirmando que el secretario de Hacienda seguirá en su cargo, luego presenta a Altagracia quien habla de un "capitalismo consciente", se reúne con influyentes inversionistas internacionales, negocia con el poder judicial e incluso recibe el respaldo de la élite conservadora (liderada por el hijo de Gonzalez Laporte) que asegura que México no se convertirá en Venezuela ni Cuba... sin embargo, el peso sigue perdiendo valor.

Así que se organiza esta reunión con los principales empresarios del país, un importante encuentro empresarial en un lujoso hotel ubicado en uno de los barrios más exclusivos de la nación, donde ella compartirá certezas y ellos se comprometerán a colaborar.

La imagen de la junta es impactante. La presidenta es la única mujer, los demás son hombres vestidos de traje que sonríen a la cámara, aunque en realidad están sonriendo a los intereses comerciales. Una fotografía diseñada para generar confianza en la gestión del nuevo gobierno. Los que no pertenecemos al mundo empresarial ni a los intereses comerciales vemos la imagen y solo esperamos que esa sesión fotográfica no nos haya costado demasiado.

Al día siguiente, tras el anuncio de los seis miembros del gabinete, incluyendo al secretario de Economía con afinidad ideológica hacia el sector empresarial, la moneda local comienza a fortalecerse.

Al concluir la junta, el hombre de negocios González Laporte se dirige hacia los medios de comunicación y expresa:

Considero que este es un comienzo muy prometedor, y está claro que todos debemos trabajar juntos para que México crezca y se beneficie de todas las oportunidades que tiene. Al final del día, México es un país mucho más grande que cada uno de nosotros y es muy resistente, cada vez más conectado con América del Norte y, en un futuro próximo, con América Central y otros lugares. Creo que tenemos una excelente oportunidad por delante, tanto ella como nosotros, y todos debemos colaborar para lograrlo.

El anciano, en el pasado lleno de miedo ante cualquier indicio de comunismo, ahora insta a todos a contribuir, a apoyar a la presidenta de tendencia izquierdista a quien considera tiene el potencial de ser una excelente mandataria.

La doctora Claudia Sheinbaum ha logrado vencer a los intereses financieros y al mismo tiempo, sin la necesidad de negociaciones secretas, ha establecido relaciones con uno de los líderes de la oposición más obstinados. Incluso parece que al fondo se escucha la canción de Dylan: "Para aquellos que no naden, se hundirán como una piedra, porque los tiempos están cambiando".

En ese preciso instante (quizás significativo, aunque será la historia la que lo juzgue), Luis Castillo captura esas imágenes y las envía rápidamente a la redacción de La Jornada, donde tras una cuidadosa evaluación (me imagino que la realizaron), el equipo editorial decide publicarlas, primero en forma de un tuit y después como una vibrante fotografía en la brillante portada de la edición impresa.

La Revancha De La Imagen

Puede ser que en la redacción de La Jornada debatieron si era adecuado publicarlas. Tal vez alguien sugirió que podría tener consecuencias negativas debido a la importancia de los nuevos puentes inaugurados con empresarios. Seguramente otra persona defendió la idea de que ayudaría a construir la imagen de poder de la nueva presidenta. Otro, en un tono de incertidumbre, tal vez planteó la posibilidad de obtener beneficios para un grupo cercano a ella dentro del gabinete (aunque no sé cómo esto sería ventajoso para ellos, estoy casi seguro de que se discutió). Estas son conversaciones de las que solo podemos especular. Quizás en ese momento solo se pensó en el aumento de visitas en la página web como en cualquier otro medio.

De cualquier manera, la serie fue lanzada y, en efecto, se volvió viral. En pocos minutos ya se crearon memes, los caricaturistas hicieron sus dibujos basados en la imagen del anciano sentado en el sofá (aunque cambiaron el sofá por contenedores de basura y otros objetos), los seguidores de Claudio & Claudio se enfurecieron y denunciaron acoso, pero sobre todo, muchas personas compartieron las fotos de la serie.

No estoy seguro si fue intencional al momento de crearlas o elegirlas, pero la serie tiene muchas semejanzas con el meme "Sad Pablo Escobar", también conocido como "Pablo Escobar Waiting". Este meme está compuesto por tres imágenes del personaje Pablo Escobar, interpretado por Wagner Moura en la serie Narcos de Netflix. Se utiliza para expresar tristeza, aburrimiento o desasosiego cuando se está en una situación de espera inevitable. La popularidad de estas imágenes seguramente contribuyó a que se viralizaran.

La serie de fotografías permitió a muchas personas expresar su sentir de justicia, al sentir que el privilegio que el empresario había ejercido con las autoridades más altas de México, desde Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto, se había acabado. Celebran que ahora debe solicitar una audiencia como todos los demás, y que estas autoridades pueden negarle o cancelar la cita en el último momento. Ahora experimenta el "vuelva mañana" que todos hemos escuchado en algún momento. Esta serie de fotografías deja claro que el privilegio de tener acceso sin restricciones no es un derecho, sino un privilegio indebido.

En lugar de buscar venganza o hacer justicia por cuenta propia, lo que se conmemoraba era la oportunidad de alcanzar la igualdad de derechos para todas las personas, independientemente de su género.

Sin duda, hubo quienes compartieron las fotos con la intención de vengarse, celebrando lo que consideraban una manera de humillar o de retaliar por todos los agravios cometidos por la familia González. Los numerosos despidos en la Kimberly en los años 77 y 83; los manejos de la comisión de reconstrucción del 85; la campaña anticomunista que ha perdurado desde la década de los 70 hasta hoy, no solo en México sino también en Centroamérica y El Caribe; los constantes ataques, tanto verbales como físicos, en contra de la educación pública, sus maestros y el sindicalismo independiente; las campañas negras que se han llevado a cabo de manera abierta u oculta en los años 2006, 2012, 2018 y 2024; la difusión de falsedades en forma de reportajes contra la familia presidencial; el desprecio que Claudio & Claudio mostraron una y otra vez hacia la gente común, el pueblo y sus decisiones. Todo esto se encontraba en juego en cada publicación, en cada retweet, en cada mensaje enviado a los grupos de chat. No se puede catalogar como linchamiento, pero sí como una forma de venganza histórica.

Sin embargo, la exposición de esa vulnerabilidad, aunque sea de forma simbólica a través de una foto, no es algo que los poderosos disfruten. Mostrar esas imágenes fue como exhibirlo de manera natural, casi desnudo, como cualquier persona común. Quién sabe si él se sintió de esa forma, sin embargo, muchos sintieron que estaban en peligro. Mientras los memes se compartían, también se enviaban señales de alerta en conversaciones privadas entre empresarios y funcionarios: "no es correcto", "no se lo merece", "es arriesgado", "podrían romperse las alianzas", "no puedo creer que Carmen Lira hiciera esto". El murmullo creció tanto que al día siguiente el presidente tuvo que enviar un mensaje claro a sus seguidores pidiéndoles que se calmaran y se limitaran.

Ayer no me agradó la foto de Claudio X. González padre, debo decirlo. Creo que no es correcto actuar de esa manera. Aunque tenga opiniones diferentes a las nuestras y sea nuestro oponente, no debemos ser crueles, esa es la palabra adecuada. Debemos mostrar respeto a todo el mundo, incluso a las personas mayores. Cada uno tiene su forma de pensar. Por lo que entiendo, lo que él quiere es ayudar y es capaz de hacerlo. Creo que deberíamos recibirlo con amabilidad, a él y a todos los demás.

El mandatario que por años se mostró hostil hacia Claudio en respuesta a la hostilidad de Claudio hacia AMLO y sus seguidores, ahora pedía calma y recibirlo bien. La difusión de las fotos se frenó. Se dejó de mencionarlas en cierta medida, también de la forma en que ahora se presentan los momentos de silencio: surgió otro tema importante, otro escándalo, nuevos asuntos que nos mantienen ocupados y hacen que el escándalo anterior se aleje de la atención principal.

Las fotografías de Luis Castillo revelaron una faceta de la realidad que solo conocíamos a través de rumores, esas imágenes que mostraban también revelaban. Como todo retrato, se amolda a las necesidades y deseos de quien la contempla, adopta la forma que le permite colarse en la mente del espectador y fundirse con el resto de sus pensamientos.

Las consecuencias de la publicación de esas fotos se verán pronto, ya sea para el periódico, la relación entre el gobierno y los empresarios, Claudio o la economía del país. De momento, nos ha dado a nosotros, la gente común, la oportunidad de expresarnos, de dar nuestra opinión desde nuestras propias plataformas, esas redes sociales de las que habló Chomsky como espacios para escuchar diferentes puntos de vista y obtener información que no siempre se encuentra en los medios tradicionales. Por cierto, estas declaraciones las hizo hace algún tiempo en una entrevista en La Jornada.

La casualidad detrás de la secuencia es evidente, sin embargo, cada retuit tiene una intención clara. La viralización de la imagen se convierte en un acto popular de apropiación que trasciende las agendas políticas y de poder. Este fenómeno marca el fin de una era incierta pero innegable. Carmen Lira critica a un personaje, pero también brinda la oportunidad de unirse en colectivo para criticarlo. No hay enojo en la viralización, sino más bien celebración, alegría, el carnaval como un reflejo puro de cambio. También simboliza la derrota de Claudio (al menos por ahora, ya que él y sus seguidores permanecen firmes en su posición), pero al mismo tiempo es una oportunidad para que Andrés Manuel le extienda la mano cuando está siendo atacado por la multitud de memes.

Mientras las altas esferas del poder político y económico establecen nuevas conexiones con límites definidos, abajo la celebración de la imagen viral continúa su curso (y continuará).

El anticatolicismo obsoleto de Claudio nos lleva a retomar el debate estético sobre el socialismo del siglo XX, recordando las palabras del camarada Mao en Yenán, quien afirmó que "el pueblo no solo busca satisfacer sus necesidades básicas, sino que también demanda arte y literatura". También se nos vienen a la mente los intentos fallidos de Plejánov por subordinar el arte a la infraestructura y la manufactura, buscando así establecer una imagen específica para cada clase social, o los esfuerzos de Lunacharsky por encontrar la ideología en la producción artística en lugar de en su consumo y circulación. Son tantas las cuestiones que podríamos debatir con Lukács acerca de la mercantilización de la imagen como una combinación de la imitación y la purificación. Aunque hoy en día nadie parece interesarse por estos temas, se hace inevitable sacarlos del olvido, como una forma de vengarnos de aquellos viejos que vivieron atemorizados por fantasmas durante toda su vida.

Nació y ha crecido en Los Altos de Chiapas. Estudió la carrera de comunicación social en la UAM-X y después realizó la maestría en antropología social en la ENAH. En la actualidad se desempeña como editor de la revista "Sociedad y Ambiente" de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) y colabora con Kinoki Media. Ha sido parte del Colectivo Frecuencia Libre, una radio comunitaria en San Cristóbal de Las Casas, y del colectivo Tragameluz de fotografía. Además, colabora con Chiapas Paralelo y es profesor en la Maestría en Educación y Comunicación Ambiental Participativas de la Universidad Moxviquil. También participa en el Consejo del proyecto "Bat'si Lab, fotografía y comunidad".

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