Los motivos para no usar la expresión “descubrimiento de América”: “Dulcifica una realidad que fue violenta”

El 13 de octubre de 1492, Cristóbal Colón registró en su diario que estaba vigilante para descubrir si había oro en la zona y notó que algunos nativos llevaban pequeñas piezas colgando de sus narices. Cada 12 de octubre, España celebra el Día de la Hispanidad en honor a la llegada de navíos españoles al continente americano. Este suceso marcó un antes y un después en la historia, provocando una revolución en Europa, un genocidio en América liderado por los conquistadores españoles y una transformación en las relaciones comerciales entre continentes.

El ensayo famoso de Enrique Dussel, quien es un historiador y filósofo, sostiene que 1492: el encubrimiento del otro promovió una sensación en Europa de estar en el centro del mundo, en donde América fue la primera periferia de la historia. Los pueblos originarios de América eran considerados como “el Otro”, y se veía a ese mundo como algo negativo, pagano, satánico e intrínsecamente perverso. Fue en ese momento que surgió una conquista que aún hoy muchos llaman “descubrimiento”. Sin embargo, los historiadores han desechado este concepto por varias razones, desde que la palabra genera interpretaciones eurocéntricas hasta que Colón llegó a un sitio del que ya se conocía su existencia.

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Aurora González, experta en la historia y con un doctorado en Estudios Hispánicos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), identifica y describe algunos de los errores en el uso de la palabra "descubrimiento". Esta palabra ya está siendo rechazada por la historiografía. González señala que esta terminología es profundamente eurocéntrica, ya que ignora la existencia de sociedades complejas que vivían en el territorio que se considera "descubierto". A menudo, estas sociedades se representan de una manera estereotipada en la imaginación colectiva, lo que se ha construido a lo largo de los siglos. Según autores como Walter Mignolo o Edmundo O'Gorman, América nunca fue "descubierta", sino más bien "inventada" como resultado del colonialismo. Además, el término "descubrimiento" no es apropiado para describir la conquista y colonización del territorio, lo que en realidad fue un proceso violento.

En un extremo, la perspectiva centrada en Europa va perdiendo importancia en la narrativa histórica; mientras que, en el otro, solo unos pocos grupos vinculados a la extrema derecha mantienen fidelidad a términos en gran medida en desuso. El término "descubrimiento de América" sufre como el concepto de "Reconquista", ese período en el que el mundo cristiano expulsó a las poblaciones musulmanas de la Península Ibérica. "Invasión" rara vez se utiliza para describir la llegada de los romanos a la Península o la conquista del continente americano. La historiadora sostiene que la importancia de ser conscientes del lenguaje y su falta de inocencia a menudo es ridiculizada por los defensores de un estado estático y conservador.

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El libro Vox frente a la historia de la editorial Akal es una muestra de las ideas extremistas en España que buscan mantener ideas anticuadas. Actualmente, los partidos de ultraderecha continúan describiendo a los musulmanes que gobernaron la península Ibérica como invasores, creando una división entre ellos y nosotros y eliminando la presencia islámica en la historia del país. Asimismo, estos estereotipos sobre los musulmanes y el islam son similares a los usados por los orientalistas en los siglos XIX y XX.

La descentralización de la narrativa histórica implica reconocer que no todo ocurre en las áreas geográficas actuales de España, Francia, Reino Unido, Italia y Alemania. Esta idea también ha promovido la discusión pública de ciertas teorías. Aunque algunos argumentos podrían tener objetivos de nacionalismo o propaganda, no dejan de ser importantes desde una perspectiva de desmitificación de Europa. Además, esto permite tener una mayor apertura hacia los avances y progresos que provienen de otras partes del mundo.

En 1491, el cartógrafo alemán Henricus Martellus creó un mapa innovador que ya mostraba los contornos y tierras similares a lo que posteriormente se conocería como América. Año antes de la llegada de Colón, este mapa, que se mantiene guardado en la Universidad de Yale, reveló ciertos lugares previamente desconocidos en Europa. De hecho, el primer mapamundi de 1507 presenta las mismas fronteras que el original de Martellus. Según un comunicado de la Universidad de Yale de 2015, los escritos de Fernando, hijo de Colón, afirmaban que su padre halló Japón con la misma disposición geográfica que la descrita por Martellus, lejos de la costa asiática y con su eje principal de norte a sur. Ningún otro mapa de la época muestra a Japón con esta configuración.

Existe evidencia que respalda la teoría de que los vikingos llegaron a América mucho antes de Cristóbal Colón, aproximadamente 500 años antes. Se descubrieron restos vikingos en un sitio arqueológico en Terranova, Canadá, que datan de exploraciones marítimas realizadas entre los siglos XVIII y XII. Los hallazgos en L’Anse aux Meadows confirman que los vikingos fueron los primeros europeos en establecer contacto con América.

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Existe una historia en la que se dice que Abubakari II, rey del imperio de Malí, llegó a América dos siglos antes de la llegada de Cristóbal Colón. Se coronó en 1310 y mandó embajadores a Egipto para aprender a construir embarcaciones más grandes. Luego zarpó desde la costa africana hacia tierras desconocidas con miles de barcos. Algunos teóricos explican que el motivo del viaje podría haber sido la propagación del Islam o llegar a los confines del océano. Sin embargo, de la gran expedición solo regresó un barco, lo que sugiere que avistaron nuevas tierras.

En aquel entonces, Abubakari II encabezó una expedición marítima que nunca regresó. Tres investigadores que han estudiado este evento concuerdan en que la flota llegó a América y tuvo una influencia importante, si no esencial, en el desarrollo de algunas culturas indígenas. Así lo afirma un análisis de la historiografía relacionada con este suceso, realizado por Xabier Puigserver Blasco y Eric Garcia Moral. Sin embargo, otros expertos en historia como Van Sertima, que han impulsado estas ideas, han sido desacreditados por otros académicos.

En 1978, Edward Said, un palestino, publicó su obra Orientalismo, que fue uno de los primeros intentos de romper con los prejuicios eurocentrados. Said analizó las relaciones entre Occidente y Oriente desde la perspectiva de las dinámicas imperialistas que categorizaban a los pueblos del este en base a estereotipos muy antiguos. Aunque su libro ya ha sido superado en algunos aspectos, nos recuerda la importancia de cuestionar el origen de ciertos estereotipos hacia otras culturas, especialmente en el contexto del Sur global. Es crucial identificar estos conceptos con su carga historiográfica y crear espacios para repensar un pasado más complejo y enriquecedor, alejado de una visión única y hegemónica.