Donald Trump y el Barça

Trump se encuentra en una situación muy complicada después de la colocación en bolsa de su red social Truth Social, ya que ha experimentado una caída en su valor y se han presentado conflictos legales. A pesar de esto, Joan Laporta, presidente del Barça, ha escogido esta misma operación especulativa para la colocación de su filial digital.

Tanto Donald Trump, ex presidente de EE.UU. y probable candidato del partido republicano para las próximas elecciones de noviembre, como Joan Laporta, presidente del emblemático equipo de fútbol Barça, tienen ciertos intereses en común en cuanto a especulaciones. Ambos se encuentran en situaciones económicas desfavorables: el primero en su grupo empresarial y sometido a las demandas de la justicia de su país; el segundo, aparte de no conocerse su situación patrimonial privada, afronta dificultades financieras en su club debido a años de excesos y malos resultados deportivos.

Ambos personajes son muy populares en sus áreas de influencia: la política y el deporte. Sin embargo, es sorprendente que ambos hayan optado por la misma estrategia para superar sus preocupaciones. Esta opción es poco común e incluso desacreditada, incluso en Wall Street, donde se lleva a cabo la ingeniería financiera más astuta. Habrá que analizar las razones por las cuales Trump, Laporta y sus colegas de la junta eligieron esta ruta antes de aventurarse en ella.

El objetivo es obtener una gran ganancia rápidamente en la bolsa de Nueva York. Trump lo ha logrado al colocar su grupo de medios y tecnología, que incluye su red social Truth Social con siete millones de seguidores. Laporta, por otro lado, ha encontrado dificultades al intentar hacer lo mismo a través de Barça Studios, una filial que solo registró ventas de 0,5 millones de euros. Esperaba debutar en bolsa con un valor de 1.000 millones de dólares, pero no ha tenido éxito hasta el momento. Trump valoró su empresa en 10.000 millones de dólares, después de haber facturado poco más de 4 millones de dólares en el último ejercicio cerrado en 2023.

Estas altísimas valoraciones son las que explican la singular estrategia adoptada. Una forma rápida de acceder a la bolsa que no requiere valoraciones externas, exámenes, autorizaciones o inspecciones regulatorias de los mercados. Se busca una empresa inactiva, una entidad vacía, que cotice en bolsa, para fusionarla con la actividad que se desea maximizar, como si convirtiera todo en oro. Es una autovaloración inicial que el mercado luego puede confirmar o no, pero que inicialmente se puede reflejar en los libros de contabilidad como si fuera real.

Trump y Laporta poseen la misma mentalidad de invertir en la bolsa de valores de Wall Street para obtener beneficios económicos.

En la vida real no existen los milagros, aunque muchas personas aún quieran creer en ellos. A pesar de tener una ventaja de calendario sobre Laporta, Trump tiene muchos problemas por delante con su operación. Aunque la mayoría de los medios de comunicación solo prestó atención al debut en bolsa hace dos semanas. El Barça también enfrenta problemas similares, incluso antes de ingresar al mercado de valores.

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Desde que Trump entró en el mundo de los negocios, el valor de las acciones de su empresa ha caído drásticamente. En su mejor momento, su valor llegó a ser de casi 80 dólares por acción, pero el pasado viernes cerró en 40. El resultado de esto fue una pérdida en capitalización de mercado de alrededor de 5.500 millones de dólares. Todo esto después de la publicación de sus informes financieros, en los que se reconoció una pérdida de más de 58 millones de dólares.

Afortunadamente para mantener la honestidad de los mercados, ni Trump ni sus compañeros han logrado vender acciones debido a una restricción en el sistema de la Bolsa que obliga a los inversores originales a mantenerlas por un mínimo de seis meses. En consecuencia, es posible que cuando llegue el momento de vender, el magnate convertido en político populista no obtenga ganancias. Los inversores están casi unidos en su apuesta, llamada "a corto" en jerga financiera, a favor de una caída sostenida de su valor.

Además de todo esto, Trump interpuso una demanda contra los propietarios de las acciones de la sociedad instrumental con la que se había fusionado su red social, poco después de comenzar a cotizar en Nasdaq. Como respuesta, los dos socios restantes presentaron una demanda en contra del impulsivo compañero de negocios.

Un resumen de los problemas comunes en estas actividades piratas: falta de transparencia, especulación arriesgada, alta cantidad de disputas legales y riesgo económico sin control.

El Barça se ha encontrado con dificultades en el proceso a pesar de que aún no ha llegado a un acuerdo. El primer paso ha sido elevar el valor de Barça Studios. Un informe externo lo valoró en 150 millones, pero luego dos socios, Socios.com y Orpheus, aceptaron fijarlo en un poco más de 400 millones. Estos socios compraron el 49% por 20 millones para mostrar un valor y cumplir con las normas de la Liga al inscribir jugadores. El siguiente objetivo era elevar el valor a 1.000 millones, que sería logrado por otros socios que tomarían el relevo.

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El tema es que los inversionistas recientes se han desvanecido hace mucho tiempo y el club está desesperado por encontrar un reemplazo, pero esto parece difícil. Las desdichas de Trump no son buenos para las presentaciones y, además, Laporta ya declaró 400 millones de dólares en los registros del Barça Studios el año pasado. Si no se logran conseguir nuevos socios, el valor se convertirá en pérdidas enormes. En resumen, Laporta y Trump están enfrentando problemas similares.