Francia en la encrucijada: grandes figuras de la cultura francesa explican el país ante el auge de la ultraderecha

El panorama cultural mira con preocupación hacia el futuro a la vez que reflexiona sobre las lecciones de la historia. Los resultados de la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia, que han dado la victoria al partido de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional (RN), de orientación nacionalista y populista, han generado una serie de alarmas que se han reflejado en EL PAÍS. A la espera de ver qué sucede en las urnas el próximo domingo, la afirmación del escritor Laurent Mauvignier es clara: "Independientemente de lo que ocurra, ya hemos salido perdiendo".

Según el autor que analizó la reciente novela "Historias de la noche", concluye que cuando un jugador de fútbol como Kylian Mbappé solicita el voto en contra de los extremos y las ideas que separan, equiparando tanto a la extrema derecha como a la izquierda radical, es porque la extrema derecha ya ha salido victoriosa en cierto sentido. Emmanuel Macron quedará marcado en la historia por haber creado esa comparación, al habernos convencido de que ambos extremos son idénticos.

Según el crítico cultural en su artículo, la victoria del macronismo no es algo positivo, sino más bien el último capítulo de la decadencia gradual de Francia en particular y del mundo occidental en general. Joan Burdeus expone que Houellebecq, seguidor fiel de Schopenhauer, sostiene que la naturaleza trágica de la voluntad humana, como un vaivén entre el sufrimiento y el aburrimiento, solo nos permite convivir con los demás si hay una mentira noble que dé sentido al sacrificio solidario, ya sea a través de la religión o la ideología. Y finaliza diciendo: "La metamorfosis metafísica de la modernidad radica precisamente en la incapacidad de seguir creyendo en estas falsedades".

El resultado de las elecciones representa un cambio significativo en el país, un tema que varios escritores como Florence Aubenas, Nicolas Mathieu y Michel Houellebecq han abordado en sus crónicas y novelas a lo largo de los años. Además, autores como el economista Thomas Piketty y, hace más de siete décadas, el español Manuel Chaves Nogales, también han contribuido a enriquecer este debate.

Durante un viaje por España en los años cincuenta, la escritora ganadora del premio Nobel en 2022 rechazó las insinuaciones de un joven que era partidario del régimen franquista y que intentaba coquetear con ella. En aquel entonces, ella ya se identificaba como una persona bastante de izquierdas, llegando incluso a considerar el gaullismo como inaceptable. No se veía capaz de entablar una relación con alguien con ideas tan conservadoras. En contraste con el partido político de Marine Le Pen, Ernaux ha mostrado su apoyo a las protestas de los chalecos amarillos en 2019, argumentando que después de décadas sin obtener resultados por otras vías, la violencia se convierte en la única opción para algunos. Para ella, en ciertas circunstancias la violencia puede estar justificada, especialmente cuando alguien es víctima de injusticias constantes y no ve una solución a su situación.

Durante mucho tiempo he estado viendo la televisión con mucha emoción, pensando que nadie ve las cosas como yo. Así lo compartió una mujer con la periodista Florence Aubenas hace casi seis años, cuando estaba investigando para un artículo en Le Monde sobre la crisis de los chalecos amarillos. El sentimiento de estar desorientados era algo que unía a los manifestantes, quienes compartían la indignación hacia el sistema que creían representado por Emmanuel Macron.

Jean-Baptiste Andrea, galardonado con el premio Goncourt, expresó recientemente en Cannes su preocupación por el aumento de la extrema derecha en el poder. Él siempre trata de manifestar su desacuerdo, resistiendo en su día a día: “No podemos quedarnos callados, hay que alzar la voz por las causas que nos importan. No sé si eso es suficiente para cambiar las cosas, pero los partidos extremistas han llegado a donde están porque han expresado sus ideas con fuerza y han normalizado lo inaceptable en el discurso público. Es importante votar, incluso si no estamos completamente satisfechos con las opciones, solo para evitar que lleguen al poder fascistas o tiranos”.

La escritora Maylis de Kerangal expresaba en marzo pasado su preocupación al ver cómo la extrema derecha está cada vez más cerca del poder. Aseguraba que no se inquietaba por ella misma, ya que era una mujer privilegiada que vivía en el centro de París, sino por aquellos que sufrirían las consecuencias de este cambio político. En lugar de fortalecer un polo de centro-derecha, el Gobierno de Macron ha virado hacia posturas más extremas de la derecha. Los medios de comunicación también han sido influenciados por estas ideas. Todo ha cambiado drásticamente en muy poco tiempo, algo que hace solo unos años parecía impensable.

La creciente fusión entre la comunicación política y las estrategias narrativas de las plataformas no es algo novedoso, pero se ha intensificado en los siete años en los que Macron ha estado en el poder. Esta tendencia se puede observar en los cambios narrativos presentes en ficciones como ‘Baron Noir’ o ‘La fièvre’, ambas creadas por Eric Benzekri, quien solía ser asesor de Jean-Luc Mélenchon y es considerado un visionario por haber predicho eventos reales en sus series de televisión.

Estamos perdiendo la esencia humana en favor de un instinto egoísta de sobrevivencia. En caso de un percance, solo un pequeño porcentaje, un 5%, se preocupa por ayudar a los demás. Mientras que el 95% restante solo piensa en protegerse a sí mismo", advertía el reconocido dramaturgo Wajdi Mouawad, de origen libanés y nacionalidad canadiense, autor de la famosa obra Incendies, hace algunos meses. Sus reflexiones como artista exiliado a causa de conflictos en Medio Oriente, también arrojan luz sobre una tendencia que se observa en toda Europa.

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