Los pecados del fútbol mexicano - ESPN

1 Sep 2023
Futbol Liga MX

Eugenio Díaz

31 de ago, 2023, 20:09 ET

El anuncio con bombo y platillo del nuevo organigrama se quedó corto de lo que realmente se esperaba.

Hace solo unas semanas, la nueva administración, los nuevos dirigentes de la FMF, anunciaron con bombo y platillo su nuevo organigrama y el gran objetivo de quedar en los primeros ocho puestos del próximo mundial y campeones en el 2030. La verdad no sé si reír o llorar.

Llevo años dentro del fútbol profesional, ya sea operando equipos en sus áreas deportivas, asesorando clubes en diversos temas o analizando juegos de todo el mundo en la TV.

Tengo el curso de Auxiliar técnico, el master FIFA, el curso del Barcelona Analista avanzado fútbol base de inteligencia deportiva, así como miles de horas de transmisión de juegos de clubes, selecciones en todos sus niveles, torneos nacionales e internacionales, y créanme, esto no es posible y tiene que ver con multi factores, desde el biotipo, pasando por el escauteo de niños y jóvenes, la calidad de entrenadores formadores, alimentación, apoyos tecnológicos, mentalidad, convencimiento, entre otros aspectos.

La actual generación de futbolistas mexicanos profesionales no tiene el nivel y resulta inviable y factible ser potencia mundial por decreto federativo, y digo esto porque quedar en los primero ocho lugares en USA 2026 y finalista en 2030, estaríamos hablando de una selección ELITE.

Cada vez hay menos jugadores jugando en equipos medianamente importantes en Europa.

Cada vez son menos protagonistas los futbolistas que juegan fuera del país.

Cada vez se depende más de la liga local, una liga claramente venida a menos en calidad.

La FMF sigue sin alinear planes, programas, procedimientos con la Liga MX, es decir, con los clubes de primera, es decir, con los dueños de la pelota, que van a la suya y nada más.

Sigue sin anunciarse un gran plan, que incluya eso: planes, programas, procedimientos, responsables, cuadro de tiempos y movimientos, actualización y capacitación de técnicos, visores, administradores -también mejores pagos-, operadores de equipos y selecciones.

El anuncio con bombo y platillo del nuevo organigrama se quedó corto de lo que realmente se esperaba. Da la impresión que es pan con lo mismo, que lo que se busca sigue siendo priorizar el negocio, los intereses de unos cuantos, y que el fútbol, el juego, el deporte, ese, puede esperar.

Aquel discurso se quedó corto, una presentación delirante, soberbia, con cierta arrogancia, llena de palabras vacías, sueltas. El fútbol se ha quedado solo, tan solo que tras presentar a Ricardo La Volpe como asesor y a Gerardo Espinoza como técnico de la Sub-23, ambos decidieron dar un paso al costado, por diferentes razones, pero igual prefirieron alejarse del “nuevo proyecto”, dejando ver la fragilidad de lo que se ha anunciado como el nuevo fútbol mexicano.

El cambio verdadero difícilmente se dará mientras los intereses y arreglos en lo obscurito continúen.

El cambio verdadero no se dará mientras los profesionales más capaces no estén en posiciones clave.

El verdadero cambio vendrá cuando la FMF no tenga nada que ver con televisoras, con dueños de clubes, con promotores.

El verdadero cambio lo veremos cuando los equipos se profesionalicen, cuando muestren limpieza en su accionar, con cuentas claras, de la mano de los valores propios del deporte, la ética y buenas prácticas.

El actual modelo del fútbol nacional se desgastó, tanto que esta muriendo tanto en lo deportivo como en lo económico; ya no alcanza para generar lo suficiente, para seguir siendo competitivos, y para ello, solo recordar lo que pasó en el último mundial, evento en el que se fracasó, al igual que en todas las eliminatorias con límite de edad – salvo la Sub-17-, incluyendo a la selección femenil, o basta con ver las finanzas de varios equipos de primera división-ni hablar de los cuadros de Expansión-, que ante las circunstancias adversas, la falta de conocimiento y profesionalismo y hasta avaricia, venden a sus mejores futbolistas cada seis meses a los pocos equipo que pueden comprar, situación íntimamente ligada al pobre nivel de espectáculo, asistencia y rating.

Cambiar o morir. Parece que los dueños de la pelota eligieron lo segundo. Se piensa que cruzar el Río Bravo cada que se pueda salvará a los clubes, ya que el mercado local está desgastado, sin recursos suficientes, cada vez con menos aficionados en las gradas, en un país económicamente golpeado, con estadios viejos –la mayoría-, inseguros, con boletos caros y un espectáculo en el terreno de juego también a la baja-de participar en la Libertadores, regresar el ascenso y descenso, limitar cupos extranjeros ya ni hablamos-.

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