Gabriel Soto recibe alta y va a casa; esta es la correlación entre náuseas, disnea y presión alta, sus síntomas

Gabriel Soto

Gabriel Soto se está recuperando en su hogar después de haber sido ingresado en el hospital por sentir náuseas, problemas para respirar y presión arterial alta antes de una función de la obra El Precio de la Fama. Gerardo Quiroz, productor de la obra, corroboró los síntomas del actor y compartió el parte médico con los medios en tiempo real.

Según los reporteros María Luis Valdés Doria y Carlo Uriel, Gabriel Soto fue dado de alta el sábado por la noche para proseguir con su recuperación en su hogar. Aunque ya no se encuentra en el hospital, se desconoce su estado de salud actual.

Ana María Alvarado, conductora de Sale el Sol, reveló en una entrevista que el artista se encontraba junto a su novia, la actriz Irina Baeva, quien lo acompañó durante su hospitalización.

Hasta el año 2023, Gabriel Soto había mantenido una buena salud. No obstante, en agosto de ese mismo año, comunicó que se ausentaría temporalmente para realizarse exámenes médicos y una cirugía para corregir dos hernias en el cuello.

La cirugía, que se consideraba poco riesgosa, se realizó sin complicaciones. Desde entonces, Gabriel Soto ha estado muy ocupado con su trabajo en la televisión y, en los últimos meses, también ha participado en la obra de teatro "El Precio de la Fama", en la que actúa junto a la actriz argentina Cecilia Galliano.

Hasta ahora, Gabriel Soto no ha revelado información sobre su salud ni el diagnóstico que le dieron en el hospital donde fue atendido. Los síntomas que experimentó antes de desmayarse fueron compartidos por su productor Gerardo Quiroz durante una entrevista con Gustavo Adolfo Infantes y Carlo Uriel.

"Primero tuvo un episodio de vómitos, seguido de mareos, después le costaba respirar y su presión arterial estaba muy alta, así que terminó en la sala de emergencias", dijo Quiroz. La internación de Gabriel Soto generó preocupación y atrajo la atención por sus síntomas.

A pesar de que las náuseas, dificultad para respirar y presión elevada son síntomas que pueden estar asociados con diferentes enfermedades como enfermedad cardíaca, angina de pecho y estrés excesivo, suelen presentarse juntos en personas que sufren de hipertensión. Este padecimiento tiene una alta frecuencia en hombres mayores de 40 años.

La presión arterial alta es una condición muy común que afecta a más del 40% de los adultos. Es una de las principales razones por las que se recetan fármacos. La mayoría de las personas con hipertensión sufren de hipertensión primaria, cuya causa exacta aún es desconocida. Se cree que se debe a una combinación complicada de factores genéticos y ambientales. Los factores de riesgo incluyen antecedentes familiares, edad avanzada, obesidad, consumo excesivo de sal, consumo de alcohol y falta de ejercicio.

En ocasiones, la presión arterial alta puede tener un origen concreto, denominado hipertensión arterial secundaria. Entre las posibles causas se encuentran la toma de ciertos fármacos, padecimientos renales, desequilibrios hormonales o estrechamientos importantes en la aorta o en una arteria del riñón, según la Clínica Mayo.

La hipertensión generalmente no causa síntomas evidentes. Sin embargo, en ocasiones puede manifestarse con dificultad para respirar, problemas de visión o molestias en la cabeza. Estos signos suelen presentarse únicamente cuando la presión arterial alcanza niveles peligrosos.

Para diagnosticar la hipertensión, es necesario medir la presión arterial de forma precisa y repetida. Se considera presión arterial normal cuando la sistólica es menor a 120 y la diastólica es menor a 80. La presión arterial elevada está entre 120 y 129 para la sistólica, y por debajo de 80 para la diastólica. La hipertensión se diagnostica cuando la sistólica es igual o mayor a 130, o la diastólica es igual o mayor a 80.

El tratamiento de la hipertensión incluye cambios en los hábitos de vida y la toma de medicamentos para reducir la presión arterial. Los cambios en el estilo de vida pueden incluir una dieta baja en sal, hacer ejercicio regularmente, disminuir el consumo de alcohol y mantener un peso saludable. En ciertos casos, se recetan medicamentos específicos según las condiciones médicas previas, como enfermedades del corazón, problemas renales crónicos o diabetes.

La selección del tratamiento se adapta a cada persona y está determinada por diferentes factores. Según la Clínica Mayo, la decisión sobre cuál debe ser la meta para controlar la presión arterial, cuándo iniciar el uso de medicamentos contra la hipertensión y qué fármaco o combinación de fármacos son más adecuados, es altamente individualizada.

Si no se controla la hipertensión, puede causar complicaciones graves como infartos, derrames cerebrales y fallo renal. Es importante controlar regularmente la presión arterial, al menos cada dos años a partir de los 18 años, para evitar estos problemas. Algunas personas pueden requerir controles más frecuentes.

Es fundamental incorporar conductas saludables en nuestra rutina para prevenir y tratar la hipertensión. Evitar el tabaco, practicar actividad física de forma constante y seguir una alimentación equilibrada son acciones que dan resultados positivos. En ocasiones, será preciso recurrir a fármacos para controlar la presión arterial.

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