Los retos de Jorge Romero en el PAN: del futuro de la alianza con el PRI a levantarse del desplome electoral
El nuevo líder del Partido Acción Nacional (PAN), Jorge Romero, asume el mando de una organización que en las últimas elecciones tuvo uno de sus peores resultados en más de ochenta años de historia. El exdiputado enfrenta el desafío de reconstruir el partido conservador de cara a las elecciones legislativas de 2027, donde la oposición buscará despojar a Morena de la mayoría calificada que le permite al gobierno implementar reformas constitucionales prácticamente sin oposición en el Congreso. En este proceso, deberá considerar si mantiene la alianza con el PRI y fomentar nuevas afiliaciones al partido a través de una modificación de estatutos, como mencionó en una reciente entrevista con este medio. Al mismo tiempo, Romero llega rodeado de acusaciones de corrupción, algunas provenientes incluso de miembros de su propio partido, relacionadas con su tiempo como alcalde de Benito Juárez (Ciudad de México) en el escándalo del Cártel Inmobiliario. Con este trasfondo, el nuevo líder enfrenta varios desafíos al iniciar su gestión.
La elección de Romero como líder de la agrupación blanquiazul no fue sencilla. Aunque obtuvo el apoyo del 80% de los miembros frente a su competidora, Adriana Dávila, varios referentes del PAN señalaron que se trató de unas elecciones fraudulentas. Aseguraron que la dirigencia saliente, que controlaba el padrón y las demás estructuras del partido, le entregó el poder a uno de los leales al mismo grupo político que dirige Marko Cortés, el anterior presidente del partido. "Desde el principio no hubo claridad, se infringió la legalidad, y fue un proceso electoral desigual. Así fue como ganaron", declaró Dávila. Sanar las divisiones internas será otro de los desafíos para el nuevo presidente de la formación.
Romero es el líder político del PAN en la Ciudad de México, con su principal apoyo en la alcaldía de Benito Juárez, y se encuentra en conflicto con corrientes significativas dentro de su mismo partido, como la que lidera el exmandatario mexicano Felipe Calderón. Los sectores críticos reprochan a Cortés la alianza que estableció con el PRI, comandado por el versátil Alejandro Alito Moreno, y el decrecimiento del apoyo hacia el panismo entre los votantes. En las recientes elecciones, el partido blanquiazul solo logró obtener una de las nueve gubernaturas estatales en disputa.
El gobierno también ha respondido al éxito de Romero. La presidenta, Claudia Sheinbaum, mencionó en su conferencia de prensa matutina las acusaciones de corrupción que recaen sobre el nuevo dirigente del PAN. "Es el líder del Cártel Inmobiliario; lo hemos conocido muy bien en la Ciudad de México", afirmó. Sheinbaum incluso citó un fragmento del más reciente libro de Calderón, *Decisiones difíciles*, en el que el exmandatario panista señala que Romero es "conocido por los casos de corrupción que continuamente empresas extorsionadas denunciaban".
En el marco de la indagación sobre el Cártel Inmobiliario, la Fiscalía de la Ciudad de México sostiene que un grupo de funcionarios del PAN recibió sobornos en forma de bienes raíces de varias empresas constructoras, a cambio de obtener permisos de construcción que, en algunas ocasiones, eran irregulares. Según la Fiscalía, estos actos de corrupción se produjeron, al menos, durante las administraciones de los alcaldes Romero (2012-2015) y Christian Von Roehrich (2015-2018). Este último fue aprehendido en 2023, acusado de uso indebido de atribuciones y asociación delictuosa.
Las corrientes críticas del PAN también esperan que el nuevo dirigente tome distancia de la alianza con el PRI para los próximos comicios, lo que significaría desmantelar el frente opositor que se formó desde 2021 y al cual pertenecía el ya desaparecido PRD. Romero ha propuesto que el bloque opositor continúe en el Congreso, pero que su participación electoral se mantenga “en pausa”. “Tal vez sea un buen momento para considerar una participación exclusivamente nuestra”, comentó. Sin embargo, esta idea parece poco efectiva. La oposición en el ámbito legislativo es limitada. Incluso si lograran unirse en un bloque, los partidos no representarían un contrapeso, dado que Morena cuenta con los votos necesarios para aprobar reformas constitucionales a su antojo.
Romero también tendrá que poner en marcha un plan urgente de afiliación. Con un registro de 277,000 miembros, la agrupación blanquiazul se encuentra en los niveles más bajos de integrantes necesarios según la legislación electoral para mantener su estatus de partido nacional. El descenso en el número de militantes es un indicativo preocupante. En la votación para seleccionar a Romero, solo participó el 45% del registro. “Romero necesita enfrentar las acusaciones y brindar aclaraciones. Al dar ese paso, el crecimiento nuevamente en el electorado dependerá de presentar una propuesta que realmente contraste”, afirma Juan Marcos Gutiérrez, quien fue compañero de fórmula de Dávila. “Hay una buena oportunidad ante tanto desacierto del Gobierno. No obstante, si careces de credibilidad, poco vale señalar esos errores”, añade.