Luigi Mangione, un informático brillante miembro de una próspera familia: así es el sospechoso de matar al ejecutivo de UnitedHealthcare
Entre la multitud de seguidores —y detractores— que han reaccionado ante la aparición de Luigi Mangione en la esfera pública, señalado como el autor del asesinato de Brian Thompson, director ejecutivo de UnitedHealthcare, son muchos los que se cuestionan cómo una persona con el coeficiente intelectual del detenido, considerado el estudiante más destacado de su escuela en Baltimore, pudo cometer el error de llevar consigo toda la evidencia del crimen. Sin embargo, otro desliz aún más grave fue el coqueteo que tuvo con una empleada del albergue en Nueva York donde se hospedó días antes de quitarle la vida a Thompson: entre risas coquetas, Mangione se retiró la mascarilla que cubría su rostro, dejando un blanco claro para las cámaras de seguridad.
Cuando los oficiales de policía de Altoona (Pensilvania), situada a 375 kilómetros al noroeste de Nueva York, arribaron este lunes al McDonald’s donde Mangione se encontraba absorto mirando la pantalla de su ordenador, no tuvieron dudas: “Era él, el de las imágenes”, comentó el agente más joven, un principiante en el trabajo. Sin embargo, más allá de los temores del joven al indagar si había estado en Nueva York recientemente, el contenido de su mochila fue la evidencia definitiva que lo llevó a la cárcel. Un verdadero compendio de indicios: una pistola y un silenciador, ambos fabricados en 3D; un cargador de Glock, cartuchos de nueve milímetros como los que se encontraron en la escena del crimen, una cantidad significativa de dinero en efectivo y un pasaporte… además de una nota manuscrita que no solo parecía incriminarlo, sino que funcionaba como un plan para ejecutar su venganza contra las empresas de seguros de salud.
El profesional en tecnología de la información, titulado por la Universidad de Pensilvania en 2020 con un máster, y cofundador de un club dedicado al desarrollo de videojuegos, según informó el periódico universitario Daily Pennsylvanian, arribó a Nueva York el 24 de noviembre en un autobús comercial que venía de Atlanta, aunque bien pudo haber abordado en cualquiera de las paradas intermedias. Su llegada a la ciudad es tan impredecible como el resto de su historia personal: oriundo de Maryland, donde nació en el seno de una familia prominente, su último domicilio conocido se localiza en Honolulu (Hawái), y su familia no tenía noticias de él desde hacía seis meses, cuando comenzó a experimentar dolores en la espalda. La imagen de una radiografía de su supuesta columna, llena de clavos, estaba publicada en su perfil de X (anteriormente Twitter), el cual pasó de tener 60 seguidores el lunes por la mañana a alcanzar los 100.000 al mediodía, antes de ser cerrado. Esto refleja la intensidad del resentimiento que Mangione sentía hacia las compañías de seguros. El mensaje escrito a mano hallado en su mochila no podía ser más explícito: “Pido disculpas, pero era necesario, estos parásitos lo merecían”.
Mangione ha cortado todo contacto con amigos y familiares desde hace seis meses, según ha reportado The New York Times. Varios de sus amigos señalaron que estaba lidiando con una molestia severa en la espalda y, posteriormente, se desvaneció. Ahora, los investigadores se dedicarán a descubrir qué realizó el sospechoso durante ese tiempo en el que nadie parecía saber dónde se encontraba.
Su familia, que ha acumulado riqueza gracias a los negocios iniciados por el fundador de la dinastía, un siciliano que arribó a EE. UU. con muy pocos recursos, es dueña de un club de campo en Maryland. Además, su primo es Nino Mangione, un legislador del Partido Republicano que representa un distrito de Baltimore en la Cámara de Delegados. Según el periódico The New York Times, los abuelos del arrestado, Nick y Mary C. Mangione, adquirieron el club de campo en los años setenta y fueron responsables del desarrollo de la comunidad del campo de golf. Durante la década de 1980, la familia compró el Hayfields Country Club en Hunt Valley, Maryland. También establecieron la empresa de residencias para personas mayores Lorien Health Services, de la que el padre del acusado, Louis Mangione, se convirtió en propietario. La familia también poseía la estación de radio WCBM, que transmite programas de contenido conservador, y cuenta con otras propiedades inmobiliarias.
Aaron Cranston, un compañero de la escuela mencionado por el periódico, caracteriza a Mangione como el estudiante más brillante del centro educativo. Además, señala que antes de ingresar a la universidad, el actual sospechoso de asesinato había desarrollado una aplicación móvil que permitía a los usuarios hacer volar un avión de papel atravesando diversos obstáculos. Lo describe como una persona sociable, amigable y poco interesada en los temas políticos. “Tenía una fuerte convicción en que la tecnología puede transformar el mundo”, concluye Cranston.
El individuo sospechoso poseía varias identificaciones falsificadas, entre ellas un carné de identidad apócrifo de Nueva Jersey que era el mismo que el que usó el enmascarado para registrarse en un albergue en Manhattan días antes del tiroteo, según informaron las autoridades. La policía también halló un escrito a mano que aborda “tanto la motivación como la mentalidad” de Mangione, según declaró el lunes la comisionada de policía de Nueva York, Jessica Tisch. Este escrito se presenta como un manifiesto en contra de la industria de la salud. El jefe de detectives de la policía de Nueva York, Joseph Kenny, explicó que, aunque el documento no señala metas específicas, Mangione alimentaba “resentimiento hacia las corporaciones estadounidenses”.
El arrestado mantenía conexiones con San Francisco y su última dirección registrada se encuentra en Honolulu, Hawái. Allí residía en un lugar de convivencia para trabajadores a distancia denominado Surfbreak. Aquellos que lo conocieron en 2022 comentan que Mangione no solía quejarse demasiado, aunque padecía de dolores en la espalda debido a una columna vertebral desalineada y una vértebra que le comprimía un nervio. Esta afección afectaba su vida diaria. Finalmente, optó por someterse a una cirugía; a partir de ese momento, los mensajes de su parte hacia sus amigos comenzaron a escasear.
De acuerdo a un perfil en la red profesional LinkedIn, Mangione fue ingeniero de datos en una firma llamada TrueCar. "Si bien por lo general no comentamos sobre temas relacionados con el personal, podemos confirmar que Luigi Mangione no ha trabajado con nosotros desde 2023", declaró un representante de TrueCar a los medios de comunicación.
Existe un vacío, tanto profesional como emocional, casi autobiográfico, en la existencia de Mangione. Entre sus amigos, con quienes había perdido el contacto hacía tiempo, no había palabras que pudieran expresar la sorpresa de que alguien como él, educado, amable y exitoso —tanto en sus estudios como en sus relaciones con niñas, pues incluso antes de ser apresado ya contaba con miles de admiradoras en internet—, pudiera haber cometido un acto tan deleznable. Ávido lector, era un asiduo usuario de la plataforma Good Reads, donde los aficionados a la lectura califican diferentes obras, y Mangione había listado casi 300 libros que había leído o deseaba leer. Esto incluía una reseña positiva del manifiesto de Unabomber, "La sociedad industrial y su futuro", escrito por Theodore Kaczynski —el verdadero nombre del terrorista que en 1996 provocó una serie de atentados con bombas que causaron la muerte de tres personas—, a quien Mangione le otorgó cuatro de las cinco estrellas posibles, señalando que el autor era “un revolucionario político radical”. Sin embargo, durante el verano, sus aportaciones se interrumpieron de manera abrupta, lo que llevó a varios de sus amigos a enviar mensajes de preocupación por internet.
"Hace meses que nadie tiene noticias de ti, y parece que tu familia está intentándote localizar", escribió un usuario en X en octubre, mencionando una cuenta de Mangione. "No estoy seguro de si estás bien", comentó otro. Fue un gesto inocente, al quitarse la mascarilla que le cubría el rostro mientras coqueteaba con una empleada del hostal en Nueva York, lo que transformó su imagen, dejándolo de ser un héroe popular que luchaba por la justicia contra los abusos corporativos, a convertirse en un caso para la policía.