Descalificar mexicanos era una tendencia en los olímpicos de los 80
En las Olimpiadas no todo se trata de triunfos y medallas, ya que solo unos pocos atletas logran subir al podio. Existe también otra situación que preocupa a muchos deportistas: ser descalificados.
Dentro de los atletas mexicanos, los que más han sufrido por ser descalificados son los ganadores en atletismo. En especial, la disciplina de caminar ha sido destacada por la excelente actuación de compatriotas que, no obstante, han tenido que lidiar con esta situación negativa, incluso en varias ocasiones.
En este episodio, Mochilazo en el Tiempo hace memoria de los atletas olímpicos que conquistaron el corazón de la nación con las lamentables decisiones que llevaron a su expulsión, consideradas injustas por la mayoría de la población.
Después de ser descalificados de los Juegos Olímpicos, algunos atletas decidieron retirarse, pero otros optaron por seguir compitiendo en el equipo mexicano de marcha. Imagen de EL UNIVERSAL.
Posiblemente uno de los escándalos deportivos más importantes que experimentó México durante los Juegos Olímpicos fue el de Moscú 1980. En ese momento, el equipo nacional de atletismo tenía un rendimiento tan excepcional que Daniel Bautista y Raúl González eran considerados favoritos a nivel internacional en las pruebas de caminata de 20 y 50 kilómetros.
En los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, Bautista Rocha ganó la medalla de oro en la competencia de marcha de 20 kilómetros con un tiempo de 1 hora, 24 minutos y 40 segundos. Anteriormente, había logrado dos primeros lugares en los Juegos Panamericanos de 1975 y 1979.
En julio de 1980, un desfile con una carroza decorada con los famosos anillos olímpicos recorre la Plaza Roja. En el letrero se puede leer "Moscú olímpica". La imagen es cortesía de Wikimedia Commons/mos.ru.
Raúl González Rodríguez no había logrado ganar una medalla olímpica, pero ya era reconocido en el mundo del atletismo por batir el récord mundial en la prueba de marcha atlética de 50 kilómetros, un año antes.
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A causa de ello, los mexicanos tenían esperanzas de que uno o ambos lograran llevarse la medalla de oro en su deporte. Lamentablemente, el desenlace fue decepcionante.
A pesar de que Bautista y González tenían 27 y 28 años, respectivamente, Daniel de San Luis Potosí ya había mencionado a los medios que planeaba retirarse después de su participación en Moscú. En relación a esta determinación, el encabezado del artículo de EL UNIVERSAL del 25 de julio de 1980 era "El fin de Bautista".
Bautista Rocha contaba con 24 años en el momento de competir en Montreal y tenía 28 años en la jornada de Moscú. Archivo EL UNIVERSAL.
Mientras avanzaba por la recta hacia la entrada principal del Estadio Lenin de Moscú, Daniel Bautista de México fue descalificado en la prueba de 20 kilómetros de caminata, con el ruso Solomin siguiéndolo a 40 metros de distancia.
A pesar de que se podría suponer que esto benefició directamente al ruso, la realidad es que él aceleró el paso después de que los jueces apartaron a Bautista... y también lo descalificaron. Finalmente, el oro lo obtuvo el italiano Damilano Maurizio, quien, según la prensa, había estado en las posiciones del cuarto al sexto lugar durante toda la competencia.
En esta fotografía de la marcha de Moscú 1980 se puede ver a Daniel Bautista (segundo desde la derecha hacia la izquierda) encabezando la competencia, mientras Raúl González (493) intentaba mantenerse en los primeros diez lugares. Imagen tomada por Agencias.
Es importante destacar que Daniel Bautista no fue el único compatriota mexicano expulsado durante ese año. Domingo Colín, de similar edad, también fue excluido por los jueces a pesar de haber mantenido la cuarta posición en la competencia a pie.
Según lo que informó el periodista Jorge Avilés Randolph en su reporte para el diario, la competencia estuvo dominada por los marchistas que fueron perjudicados por árbitros anónimos cuyas identidades se mantuvieron en secreto. La competencia se llevó a cabo sin la presencia de espectadores debido a las medidas de seguridad implementadas.
Es fundamental resaltar que todos los integrantes del equipo mexicano contaban con una preparación intensiva y profesional, por lo que a los medios internacionales les pareció lógico suponer que la delegación mexicana regresaría a casa antes de lo esperado debido a la injusticia.
En el campeonato mundial de atletismo de 1977, Domingo Colín sorprendió con su excelente desempeño al obtener la medalla de plata en la carrera de 20 kilómetros. Sin embargo, lamentablemente fue descalificado en las dos ocasiones que participó en los Juegos Olímpicos, tanto en 1976 como en 1980. Archivo del periódico EL UNIVERSAL.
En aquel momento, el líder del Comité Olímpico Mexicano era Mario Vázquez Raña, quien tuvo que desmentir la noticia falsa de que el equipo mexicano se retiraría.
Una imagen de los atletas mexicanos caminantes antes de viajar a los Juegos Olímpicos de Montreal 1976. En la fotografía aparecen (de izquierda a derecha) Ángel Flores, un Ernesto Canto joven, Daniel Bautista (quien ganaría la medalla de oro en los 20km ese año) y Domingo Colín. Foto cortesía de EL UNIVERSAL.
No resultó fácil, ya que el día anterior la audiencia había quedado con la sensación de que despojaron de la medalla de oro a Carlos Girón en trampolín, a pesar de que iba en primer lugar en el salto de plataforma, simplemente porque se le permitió a un atleta soviético repetir un salto fallido.
En relación a ambas disciplinas deportivas, Vázquez Raña comentó que tanto atletas de su país como los rivales estaban sujetos a una estricta evaluación por parte de los jueces, y que los deportistas debían conformarse con recibir las medallas que su rendimiento les otorgara.
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La crónica de Avilés Randolph resaltó que Raúl González, que quedó en sexto lugar en la competencia, estuvo al borde de las lágrimas cuando descalificaron a Bautista.
Raúl González se encontraba en la vanguardia del grupo compacto durante la carrera de 50km en Moscú, justo antes de salir del Estadio Lenin y adentrarse en las calles de la ciudad soviética. La imagen fue capturada por las agencias de noticias.
Cuando se acercó a los periodistas, su primera pregunta fue: "¿Ya ha llegado Daniel?". La respuesta de los reporteros lo sorprendió, provocando una grosería y casi lágrimas. "Vi cuando echaron a Colín, pero nunca imaginé que Daniel también se quedaría fuera", expresó antes de dirigirse a los vestuarios.
Por supuesto, Bautista tuvo que enfrentarse al momento más difícil. Explicó a los reporteros que le faltaban tan solo cinco minutos para confirmar su título olímpico de oro en Montreal.
Eutiquio Alquicira, presidente de la Federación Mexicana de Atletismo, mencionó que hace algunos meses recibieron acusaciones desde Europa sobre los atletas mexicanos violando las reglas. Alquicira solicitó que se grabara la carrera como evidencia, pero la petición fue denegada. Referencia en los archivos de EL UNIVERSAL.
Según él, los rusos demostraron antipatía hacia los competidores mexicanos, incluso señaló que desde el comienzo de los Juegos Olímpicos percibieron una actitud hostil por parte de los organizadores.
Desestimar a Solomin era una estratagema según su opinión, ya que consideraba que los jueces sabían perfectamente que apartarlo a él fue un error que pretendían encubrir con otro error, esta vez involucrando al ruso.
Finalmente, Daniel Bautista intentó cerrar su entrevista de forma humorística: "¡Ni siquiera voy a caminar para tomar el autobús, esto se acabó para mí!"
La totalidad del grupo de atletas mexicanos que participarán en Moscú 1980 durante uno de sus últimos entrenamientos. En el centro se encuentra Domingo Colín y a su lado derecho está Daniel Bautista. Imagen guardada en los archivos de EL UNIVERSAL.
La exclusión de los marchistas mexicanos fue algo frecuente durante las competencias más importantes a nivel mundial en los años 80. Esto significa que, además de los Juegos Olímpicos, el campeonato mundial de atletismo era otra oportunidad para lograr el éxito o ser eliminados.
En cuanto a la marcha atlética, al igual que en otras disciplinas olímpicas, las competiciones internacionales que se celebran de manera anual sirven como un indicio confiable para identificar a los posibles ganadores de medallas en la próxima edición de los Juegos Olímpicos de verano.
Un caso relevante es el del renombrado marchista Martín Bermúdez, originario de Michoacán, quien fue excluido de la competencia de 50 kilómetros en el campeonato mundial de Helsinki 1983, en Finlandia. "Me descalificaron debido a la falta de consenso entre los jueces", declaró a los periodistas.
Bermúdez sobresalió a nivel regional en la competencia de 50km gracias a sus cuatro medallas de oro en los Juegos Panamericanos (1986, 1987, 1988 y 1990); dos más en los Juegos de Centroamérica y el Caribe (1985 y 1986); y el primer puesto en el Campeonato Mundial de Atletismo de 1979. Archivo de EL UNIVERSAL.
Después de las vivencias de Bautista, Colín y Bermúdez, la Federación Mexicana de Atletismo implementó acciones preventivas previas a su participación en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984.
Según lo informado por el director de la institución mexicana, César Moreno Bravo, se ha puesto en marcha un innovador programa de capacitación técnica dirigido a los marchistas con el objetivo de disminuir las posibilidades de ser descalificados.
En 1984, Martín Bermúdez fue descalificado en la prueba de caminata de 50 kilómetros, pero esta vez no llamó tanto la atención ya que Raúl González ganó una medalla de oro y una de plata, esta última detrás de Ernesto Canto. El éxito de estos dos atletas fue el centro de atención de los medios en ese momento.
González Rodríguez exhibe sus dos medallas de Los Ángeles en un instante durante su retorno a México. Imagen de EL UNIVERSAL.
No obstante, esto no sería lo último que veríamos de los caminantes aztecas descalificados en la década de los 80. De hecho, en las noticias de EL UNIVERSAL se lamentarían al informar que Seúl resultó ser un lugar difícil para la marcha.
Los atletas mexicanos que destacaban en las predicciones para la competencia de caminata en Seúl 1988 eran Ernesto Canto, Carlos Mercenario y el novato Joel Sánchez, mientras que Martín Bermúdez y Hernán Andrade participaron en la prueba de 50 kilómetros.
El 21 de septiembre de 1988, México recibió la trágica noticia de que una vez más sus mejores corredores en la marcha fueron descalificados. Joel Sánchez Guerrero, quien tenía tan solo 22 años, fue el primero en experimentar la decepción de los jueces, a pesar de no estar en la parte delantera de la competencia.
Sánchez Guerrero fue bendecido por su madre antes de dirigirse a Seúl para competir en sus primeros Juegos Olímpicos. A pesar de haber sido descalificado, Joel continuó esforzándose hasta conseguir la medalla de bronce en Sydney 2000. (Foto: Archivo EL UNIVERSAL).
Ernesto Canto Gudiño, al igual que Daniel Bautista, había ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1984. Sin embargo, esta vez, a solo dos kilómetros de la meta para repetir su triunfo, fue descalificado por el mismo juez que había descalificado a Bautista en Moscú: un alemán oriental de apellido Kramer.
Dado que Carlos Mercenario ya había acumulado sus propias advertencias, optó por reducir la velocidad antes de recibir tres penalizaciones que resultarían en su descalificación, por lo que cruzó la meta en séptimo puesto.
Durante la década de 1990, en la disciplina de los 20 kilómetros, destacaban en México Ernesto Canto, Joel Sánchez y Carlos Mercenario. En la imagen, se les puede ver compitiendo en el Estadio Olímpico Universitario en una carrera. La foto pertenece al archivo de EL UNIVERSAL.
La injusticia continuó. Siete días después se realizó la marcha de 50 kilómetros, en la que Hernán Andrade se destacó desde el principio al liderar un grupo de corredores adelantados. A pesar de sus esfuerzos, fue descalificado en el kilómetro 15.
Mientras Andrade no titubeó en quejarse y debatir con el árbitro en cuestión, Martín Bermúdez lamentó la ausencia de compañía en una competencia donde los europeos se unían para tomar la delantera, lo que lo hizo retroceder y alejarse de la posibilidad de ganar.
Después de que terminaron los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988, Alfonso Márquez de la Mora, exmiembro de la Comisión Mundial de Caminata de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), habló. Él era el único juez mexicano de nivel mundial en caminata.
El 2 de octubre de 1981, Alfonso Márquez expuso sus ideas ante la Comisión en Valencia, España. (Fuente: archivo de EL UNIVERSAL).
En un primer momento, se mencionó que a Seúl se mandaron "atletas frágiles, desprotegidos", sin embargo, al consultar las páginas de El Gran Diario de México se observa que, lamentablemente, Márquez de la Mora trató de modificar esta situación desde 1981, al convertirse en el primer mexicano en ser nombrado por la IAAF.
En una entrevista concedida a Raúl Ochoa para el diario EL UNIVERSAL, mencionó que durante su tiempo en la comisión sugirió la idea de realizar evaluaciones a los jueces y brindarles capacitaciones para estandarizar criterios, sin embargo, lamentablemente, su propuesta no fue bien recibida y las reacciones fueron todas negativas, según relató con cierta resignación.
Además, sostenía que en los Juegos Olímpicos debería haber dos jueces por continente para los marchistas, ya que participan atletas de los cinco continentes, pero le dijeron que no.
En el verano de 1988, Márquez de la Mora consideró que si se hubiera aplicado el mismo criterio de juicio a todos los participantes, no sólo a los mexicanos, probablemente habrían sido descalificados unos veinte atletas adicionales. Texto del archivo de EL UNIVERSAL.
Esta afirmación fue muy significativa, ya que durante la entrevista se descubrió que los jueces que evaluaron las caminatas en Seúl procedían de naciones socialistas, y los ganadores resultaron ser ciudadanos de Alemania Oriental, Checoslovaquia y la Unión Soviética.
En el verano de 1988, Márquez de la Mora observaba las competencias desde la distancia, sin embargo, era evidente que las ideas planteadas durante los primeros años de la década habrían contribuido a nivelar el campo de juego en el deporte y poner fin al desigual dominio europeo.
