Moisés Caicedo: así fue la inquieta infancia del futbolista con su mejor amigo

3 día atrás
Moises Caicedo

Luis Villagrán evoca con cariño los momentos de travesuras, discusiones, alegrías y juegos con el ídolo de la selección de Ecuador.

En marzo de 2020, la epidemia de la COVID-19 afecta a todo el planeta. Moisés Caicedo, un joven de tan solo 18 años que acababa de ser promovido al primer equipo de Independiente del Valle, veía cómo su joven carrera en el fútbol se veía interrumpida.

Fuera del bullicio de la Ciudad Deportiva de los Rayados, en Chillo Jijón, el prometedor joven estaba en Santo Domingo para enfrentar el confinamiento en su lugar de origen: Mujer Trabajadora.

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El líder del equipo nacional, que jugará en el centro del campo el domingo por la noche contra México en busca de clasificar a los cuartos de final de la Copa América, regresó a sus raíces. En su vecindario en el norte de la ciudad tsáchila, Caicedo recordó su niñez al lado de su amigo de toda la vida, Luis Villagrán.

En una entrevista con EXPRESO, Villagrán (de 23 años) rememoró con melancolía los momentos llenos de diversión, travesuras, risas y, por supuesto, fútbol. La pelota era la razón perfecta para disfrutar junto a los adoquines desgastados de la Mujer Trabajadora y sus alrededores.

El barrio era su principal lugar de diversión, donde pasaban la mayor parte del tiempo. Jugaban con trompos, canicas y tazos, volaban cometas y se aventuraban a recoger caña de azúcar y mandarinas. Además, organizaban torneos de Free Fire, un popular videojuego.

¡Moisés era muy peleón! Si alguien jugaba sucio, él se enojaba y empezaba a pelear con nosotros. Nosotros tampoco nos quedábamos atrás y le respondíamos. Terminábamos peleando al menos diez veces, pero al cabo de una hora volvíamos a ser amigos.

Luis Villagrán, quien creció junto a Moisés Caicedo, es su amigo desde que eran niños.

No había límites para la creatividad. Durante las vacaciones, los niños buscaban todo tipo de excusas para no desperdiciar ni un segundo. Incluso llegaron a crear un improvisado cuadrilátero en la playa donde demostraban sus habilidades como luchadores.

A Moi le encantaba Kofi Kingston y nos pedía emocionado: ¡hagan los tambores! (imitando al luchador de la WWE). Yo estaba en el suelo y él se lanzaba sobre mí, pero siempre me apartaba porque a veces los golpes eran de verdad", relató Luis, quien se defendía de los ataques de Caicedo con el RKO de Randy Orton o las acrobacias de Rey Mysterio.

Los dos practicaban con el coach Iván Guerra en la cancha El Hueco, cerca de su casa. Fue allí donde desarrollaron sus habilidades con el balón, jugando en un terreno polvoriento, embarrado y con césped desgastado.

"Me invitaba a jugar a la pelota a las siete de la mañana. Mi madre, molesta, me reprochaba: Siempre estás en la calle, ¿cuándo te irás? Solo entraba en casa cuando tenía hambre. Después regresábamos a la calle", relató.

En el año 2013, cuando Moisés se fue a Independiente del Valle, dejaron de jugar juntos por las tardes. Luis tampoco se quedó atrás, probó suerte como extremo en el Deportivo Cuenca y fue aceptado en las categorías inferiores del club. Mantenían contacto diario durante su tiempo allí.

Nos contó que sufría acoso escolar en las divisiones menores de Independiente. Lo rodeaban con una manta y le golpeaban. Tenía que ir a un rincón para poder robar señal de internet. Su hermano mayor tuvo que intervenir y hablar con un profesor, después de eso, todo se tranquilizó. Esto lo recordaba sobre una de las muchas conversaciones que tuvieron por Messenger.

Los habitantes del vecindario afirman que Luis, al igual que Moisés, tenía la habilidad para triunfar como profesional. Pero la vida le llevó por otro camino. Decidió dejar el fútbol y formar una familia con su pareja Viviana Castro, con quien tiene una niña. Ahora trabaja como obrero de la construcción y se dedica a cuidar de su hogar.

A pesar de trabajar de lunes a viernes durante 11 horas al día, Luis siempre encuentra tiempo para disfrutar de sus partidos de fútbol. Colecciona camisetas de equipos como Independiente del Valle, Brighton, Beerschot, Chelsea y la Selección Nacional, todas personalizadas con el nombre 'Caicedo' en la espalda.

Celebramos con todo el gol que se hizo desde la mitad de la cancha (durante el último partido del Chelsea en la temporada 2023-24). Cuando convirtió ese golazo, me faltaba aire para gritar más fuerte. Era imposible describirlo.

Luis Villagrán, quien creció junto a Moisés Caicedo, es su amigo desde que eran niños.

Como muchos otros residentes del vecindario, Luis recibió una invitación de Moisés para presenciar su participación en el partido de la selección en Quito.

"Siempre ha disfrutado siendo observado mientras juega, se siente respaldado. Ya sea en cada encuentro de la selección o del equipo Chelsea, él se visualiza con nuestro apoyo y ánimo", narró.

El domingo tampoco será diferente. Luis se pondrá la camiseta de la selección y a las 18:50, diez minutos antes de que comience el partido, se dirigirá hacia la casa de su vecino Kléber Vera, quien acostumbra hacer una pequeña fiesta de fans improvisada cuando juega Moi.

En ese lugar, Luis se sentará, se llevará las manos al rostro y, entre nervios y seguridad en la victoria, animará a su amigo ecuatoriano, quien es su gran referente.

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