Celebramos la Festividad del Nacimiento de Jesús - Hermandad de los gitanos
Conmemoramos la celebración del Nacimiento de Jesús. Por esta razón, el Señor de la Salud y la Virgen de las Angustias han sido adornados para esta festividad, reflejando un profundo simbolismo y significado.
En la Hermandad Sacramental de Los Gitanos nos alistamos para conmemorar la Festividad del Nacimiento de Jesús. Con esta alegre ocasión, Nuestro Padre Jesús de la Salud ha sido vestido con su manto de terciopelo en un tono burdeos, adornado en oro por el taller de Caro en 1977, siguiendo el diseño de José Manuel Elena Martín.
Fue obsequiada por un grupo de hermanos y recubierta con nuevo terciopelo en 2009. El Señor ha salido en procesión con ella en dos ocasiones: en 1977, aún en el paso conocido como de las “cortinillas”, y en 1981, ya en su paso actual.
La Virgen de las Angustias ataviada como una hebrea.
Igualmente, la Santísima Virgen de las Angustias, siguiendo la tradición de nuestra Hermandad, se viste de hebrea. Lleva un manto azul y una saya burdeos de sedas italianas, donadas en 2014 por una hermana, quien también ha obsequiado el tocado que estrena. Este tocado es un magnífico tejido antiguo de Nipis filipino, elaborado con esmero y bordado con delicadas flores en tonos dorados.
El fajín hebraico ha sido elaborado con telas tradicionales de seda y terciopelo provenientes de Lyon, adornado con galones dorados de época y decorado con flecos y cascabeles. Su diseño se inspira en el que lleva el venerado Icono de la Virgen del Pópulo en Roma, una representación agustina estrechamente relacionada con la historia de nuestra Hermandad desde sus inicios. Este fajín ha sido confeccionado por Francisco Javier Conde Leo, quien también ha donado un hermoso pañuelo de seda antigua, meticulosamente bordado en la misma línea que los mantones.
Luce un conjunto de joyas de su colección, todas en marfil, como la hermosa rosa que adorna su pecho, evocando el famoso villancico que dice: "La Virgen lleva una rosa en su hermosa pechera…". Esta pieza, al igual que los puños bordados de época, fue obsequiada por Soledad Barba.
El impresionante rosario de marfil del siglo XIX fue obsequiado por la familia Casablanca en 2016 y simboliza al Niño Jesús reposando sobre la Cruz, una emotiva metáfora de su Pasión y Muerte, que se representa en el sueño del Divino Infante sobre la madera.
En el lazo de su fajín se encuentra un hermoso broche de marfil adornado con uvas, el cual fue donado por el grupo de mujeres de la Virgen en 2022. En su pecho lleva una medalla del siglo XIX, también esculpida en marfil y donada en 2019 por su equipo de Priostía; esta medalla representa al Niño Jesús abrazando al mundo y la Cruz, simbolizando a Jesús Salvador del Mundo. En su venerado vientre porta una antigua estrella de plata y piedras preciosas, regalo de Francisca Romero, “Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.” Apocalipsis 22,16.
Completa el adorno de la Virgen con su corona de estrellas doradas. Lleva el pin que la reconoce como patrona de los Donantes de Órganos y la medalla de la Virgen de los Desamparados, tal como desde el inicio de la pandemia, con la que conmemoramos a quienes necesitan con mayor urgencia el apoyo de María en sus momentos de angustia, especialmente en esta época del año.
Toda esta hermosura lograda gracias a las donaciones no persigue un objetivo superficial ni vacío; por el contrario, busca, tal como sugiere el Papa Francisco, conectar al creyente con la bondad divina a través de esa belleza. "La obra artística enriquece la belleza de la creación y, al estar inspirada en la fe, manifiesta con mayor claridad a la humanidad el amor divino que está en su origen".
En conclusión, el Santo Padre sugiere que, en el complejo panorama actual que enfrenta el mundo, donde el desconcierto y la tristeza a menudo parecen dominar, la labor del arte es más esencial que nunca. Esto se debe a que la belleza siempre es una fuente de alegría que nos conecta con la bondad divina. La existencia de la belleza es un reflejo de la bondad de Dios, quien nos la proporciona. Esto nos llena de alegría, nos brinda paz y nos hace sentir bien: "la belleza nos eleva siempre, nos impulsa a ir más allá". Al despertar y fortalecer nuestra fe, "se convierte en un camino hacia el Señor". No hay mejor manera de celebrar estas festividades navideñas que acercándonos al Señor con alegría a través de la belleza.