El nombre ‘coaching’ desaparecerá en 5 años: Desafíos de la profesión y 5 sugerencias

Redacto estas líneas en noviembre de 2024. Lo que viene a continuación es una reflexión sustentada en mis más de 31 años de trayectoria como coach profesional certificado. Durante este tiempo, he colaborado con más de un millón de individuos y más de 3,200 empresas, entre ellas varias del listado Fortune 100, además de haber escrito más de 30 libros.

Desde mi perspectiva personal, y como profesional queLabora constantemente en dieciocho países atendiendo a clientes corporativos, lo que observo actualmente en el mercado me conduce a una conclusión firme: en cinco años, la palabra “coaching” no se utilizará de la misma manera que la conocemos hoy.

Esta proyección refleja la distorsión y el deterioro que está experimentando esta actividad, hasta el grado en que la ausencia de regulación y los casos mediáticos destacados de supuestos 'coaches' involucrados en problemas legales han generado un ambiente de desconfianza y confusión entre numerosas empresas y clientes.

Desde su inicio en 1982, gracias al empuje de Thomas Leonard en Estados Unidos, se estableció un negocio de planificación financiera. Durante este proceso, Leonard notó que sus clientes, además de requerir orientación sobre la gestión de sus recursos económicos, también deseaban explorar alternativas de vida que trascendieran el ámbito financiero.

Siguiendo su instinto empresarial, Leonard redireccionó su enfoque hacia la "planificación personal". Hacia el final de esa década, empezó a instruir a otros en el arte del coaching. En 1992, estableció Coach U, ubicado en Colorado, el primer programa formal de formación técnica en coaching.

El interés por esta nueva disciplina aumentó de forma acelerada, ya que proporcionaba un valioso vínculo entre lo personal y lo profesional. En 1995, Leonard, junto con algunos colegas, fundó la International Coach Federation (ICF), una organización profesional dedicada a los coaches tanto personales como empresariales, que también se ocupa de certificar a los graduados de escuelas en todo el mundo.

Así fue como el coaching se transformó en una disciplina seria y metódica. Su origen proviene del ámbito empresarial, específicamente del coaching empresarial, aunque algunos pioneros reclamen haber sido los creadores de su esencia. Su llegada a Europa introdujo un enfoque más centrado en lo humano, sin dejar de ser una herramienta fundamental en el crecimiento de las empresas. Por supuesto, sus raíces pueden rastrearse hasta la Mayéutica de Sócrates.

Con el paso del tiempo, diversas “escuelas” y personas que se autodenominan “fundadores” del coaching se han dividido y han tenido disputas públicas entre sí, lo que ha llevado a alterar la verdadera esencia de esta disciplina.

En la actualidad, cualquier individuo tiene la libertad de llamarse “coach”, sin importar si posee una capacitación formal o una certificación que respalde su labor. Esto ha generado un ambiente saturado y confuso, y, en numerosas ocasiones, poco confiable para los auténticos profesionales certificados que nos dedicamos a esta práctica.

De acuerdo con el más reciente informe anual de ICF Global, la mayor organización de coaches profesionales certificados a nivel mundial, únicamente el 5% de quienes se forman en coaching logran dedicarse plenamente a esta profesión. Este dato refleja un problema estructural, ya que muchas de las metodologías utilizadas por las escuelas de coaching parecen quedar ancladas en los años ochenta. Los programas están desactualizados, los instructores suelen enfocarse en la teoría (porque carecen de experiencia práctica real), y las estructuras rígidas se oponen a la evolución que debería ser esperada en la actualidad.

A pesar de que el coaching, en particular el empresarial, y el “wellness coaching”, enfocado en promover el bienestar tanto en organizaciones como a nivel individual, son las dos áreas con mayor demanda en aumento, se prevé que esta tendencia continúe creciendo hasta un 33% más de aquí al 2030.

El incremento de la asesoría y el declive de los enfoques estrictos de entrenamiento.

A medida que el coaching enfrenta varios obstáculos, la mentoría ha comenzado a sobresalir. A diferencia del coaching convencional, que en algunas de sus modalidades más estrictas se adhiere a esquemas de acción poco flexibles y poco adecuados para el entorno empresarial, la mentoría atiende la necesidad actual de un soporte personalizado y enfocado en resultados específicos. Las personas buscan soluciones claras, rápidas y ajustadas a situaciones reales, y en muchas ocasiones, las instituciones educativas tradicionales no consiguen adaptarse a estas exigencias.

Asimismo, ciertas tendencias en el life coaching han comenzado a sobrepasar fronteras, sugiriendo en su comunicación y ante sus clientes que su método es similar al de la terapia, a pesar de no contar con la formación adecuada para tratar cuestiones de salud mental. Es crucial tener en cuenta que el coaching no debe confundirse con la psicología, y aquellos que afirman lo contrario están engañando. La psicología es una especialidad dentro del campo médico que demanda un amplio conocimiento clínico y experiencia en la salud mental, mientras que el coaching se centra en otros objetivos y áreas de intervención.

Un dato interesante es que una gran parte de los estudiantes que eligen carreras de coaching son psicoterapeutas formados. Esto se debe a que sus pacientes han dejado de querer terapias prolongadas; en su lugar, buscan resultados más concretos y una experiencia más activa y dinámica.

Aquí tienes algunas propuestas para repensar el enfoque del coaching.

El coaching es una excelente herramienta de desarrollo humano, aplicable tanto en lo personal como en lo profesional. Siempre que se analice detenidamente, se mantenga al día y se practique con integridad y certificaciones a nivel internacional, su efectividad se potencia.

De otro modo, el público se encontrará rodeado de una gran cantidad de personas que se autodenominan 'coaches', a pesar de no tener ningún tipo de certificación profesional.

Con el fin de que el coaching vuelva a tener la importancia y el reconocimiento que le corresponde, es imprescindible realizar un trabajo de reubicación. A continuación, presento cinco sugerencias para alcanzar este objetivo:

1 – Promover una Certificación Ética y Profesional obligatoria: La certificación internacional de una entidad como la ICF debería considerarse un estándar fundamental. En realidad, la mayoría de las empresas a nivel global ya la exigen como un requisito. Esto conlleva un compromiso ético y profesional que respalda la credibilidad del coach ante sus clientes.

2 – Renovar los programas de capacitación y certificación: Es fundamental actualizar los programas de capacitación en coaching para adaptarlos a las demandas del mercado contemporáneo. Esto implica ofrecer formaciones orientadas a resultados que sean ágiles, medibles y concretos, sin descuidar el aspecto humano del acompañamiento. Aunque existen algunas instituciones que han adoptado este enfoque, la gran mayoría aún utiliza programas obsoletos y rígidos, dictados por académicos que no provienen de la experiencia práctica con clientes.

3 – Formación continua y monitoreo: La implementación de un monitoreo regular de entrenadores y programas de formación continua puede asegurar que los profesionales se mantengan al tanto de las técnicas, la ética y la capacidad de adaptación. Por ejemplo, la ICF realiza esto en todos los países en los que tiene presencia; sin embargo, sería ideal que cada institución educativa también lo llevara a cabo de manera constante y atendiendo a las necesidades de sus estudiantes.

4 – Definir claramente las diferencias entre el coaching y otras disciplinas como la psicología, la consultoría, el counseling, la asesoría o la mentoría, ya que son prácticas distintas. Para lograr esto, sería beneficial implementar campañas de sensibilización que aclaren estas distinciones, con el fin de educar sobre el coaching y la psicología, previniendo así la confusión de fronteras y el uso inapropiado de herramientas que pertenecen a otras áreas.

5 – Integrar la mentoría como un elemento adicional: Valorar y formar en la mentoría profesional como un recurso complementario al coaching, lo que posibilita brindar una orientación más completa y flexible para aquellos que desean crecer personal y profesionalmente. Para una mejor comprensión: en el coaching, no es imprescindible que el coach tenga conocimiento sobre la actividad del consultante. En cambio, en la mentoría, el mentor debe haber recorrido un camino similar al del cliente, lo que le permite orientarlo y apoyarlo adecuadamente.

Esbozando respuestas a ciertas interrogantes profundas.

¿Desaparecerá la palabra “coaching” en cinco años? Creo que es posible, dado el deterioro que ha sufrido el término en la última década, así como el aumento de personas que se autodenominan profesionales sin tener la formación adecuada. De hecho, LinkedIn ha observado que muchos usuarios están retirando la palabra “coach” de las descripciones principales de sus perfiles, lo que refleja la desconfianza que existe en el mercado. Porque, de repente, parece que cualquier persona puede ser ‘coach’.

¿Y cuál será su nuevo nombre? Esa pregunta aún no tiene respuesta. Por ahora, muchas personas están optando por usar los términos facilitador o entrenador en vez de coach.

¿Qué sucederá con los coaches que se autodenominan 'todólogos'? Su presencia tiende a desvanecerse. Los últimos estudios a nivel mundial (que se pueden encontrar en la página de ICF) indican que la profesión se está orientando hacia un coaching más especializado y de tipo boutique, enfocado en nichos específicos. Esto implica que los profesionales generalistas podrían quedar en un segundo plano, a menos que se ajusten a las exigencias de un mercado que está en constante evolución.

¿El coaching se ha transformado en una mercancía? Una mercancía es un bien o servicio que se produce en gran escala y se caracteriza por su estandarización, lo que implica que las diferencias entre los proveedores son mínimas. Esto hace que sea fácilmente intercambiable y que esté sometido a las fluctuaciones del mercado. En este contexto, su valor único se diluye, ya que los consumidores tienden a seleccionarlo únicamente según su precio y disponibilidad, sin tener en cuenta características particulares. Aplicando este concepto al coaching, creo que efectivamente se ha convertido en una mercancía, ya que ha sido masificado y estandarizado. A raíz de este fenómeno, que proviene de diversas instituciones de formación, ha perdido su diferenciación, y las personas tienden a elegirlo más por el costo o la facilidad de acceso que por la calidad o la especialización del profesional.

Como coach profesional, ¿cuál es nuestra labor? Mejorar la situación del coaching en comparación con cómo lo recibimos. Esta disciplina es extraordinaria y, de hecho, se destaca como una de las más efectivas para promover la transformación humana, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Es fundamental mantener un compromiso ético y una formación continua para el desarrollo de cada profesional del área.

Como entrenador, guía y profesional dedicado, confío en que esta transformación sea positiva, potenciando una práctica que todavía tiene mucho que brindar y contribuir como impulsora de cambios a nivel mundial.

Daniel Colombo es un experto en coaching y un Máster Coach Ejecutivo que se enfoca en la alta dirección, así como en profesionales y equipos. Es mentor y comunicador profesional, además de ser conferencista a nivel internacional y autor de 33 obras. Reconocido como LinkedIn Top Voice en América Latina, cuenta con certificación de ICF en el nivel más alto y es Coach certificado, además de ser miembro y mentor del equipo de Maxwell Leadership, liderado por John Maxwell.

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