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Recientemente se evaluó la capacidad del telescopio espacial James Webb, y los resultados han dejado perplejos a los investigadores.

Se encontraron señales de ciertos objetos que se originaron hace aproximadamente 12.000 millones de años, lo cual es relativamente pronto después del Big Bang, que tuvo lugar hace 13.800 millones de años.

Son unos artefactos que previamente no habían sido identificados y que ponen a prueba el conocimiento científico acerca de la formación de las galaxias.

Por su luminosidad en la banda roja del espectro observado por los instrumentos, los astrónomos los denominaron "pequeños puntos rojos". Sin embargo, establecer su verdadera naturaleza ha generado un debate entre los científicos.

Debido a sus particulares características, parecen ser diminutas galaxias, apenas un 3% del tamaño de la Vía Láctea, pero que albergan miles de millones de estrellas.

Podría referirse a galaxias que contienen enormes agujeros negros, cuya estructura no ha sido observada en las galaxias más cercanas que se han estudiado hasta el momento.

Todo se basa en la manera en que se observan estos objetos astrofísicos.

Varios especialistas han llegado a comparar su transformación en el aspecto físico con la de los pulpos mimic, una especie que tiene la capacidad de cambiar de color y forma para hacerse pasar por otros seres marinos y así ocultarse.

Son auténticos "expertos en el camuflaje", tal y como indica el astrofísico Fabio Pacucci, del Instituto Smithsoniano de Estados Unidos.

Los diminutos puntos rojos "proceden de lugares tan lejanos que aparecen muy tenues", aclara a BBC Mundo el astrónomo Mario Hamuy, profesor de la Universidad de Chile.

“Su tamaño habitual es de alrededor de 3.000 años luz de ancho, lo que representa aproximadamente un 3% del diámetro de la Vía Láctea, y presentan un tono muy rojizo. Este color se debe a que la luz que emiten ha sido intensamente alterada por la presencia de partículas de polvo en su entorno”, añade.

A diferencia de los telescopios utilizados en el hogar, los grandes observatorios como el James Webb tienen la capacidad de detectar luz proveniente de objetos extremadamente distantes en el universo. Las señales de energía que reciben pueden registrarse en diferentes frecuencias, las cuales se examinan en espectros.

Al dirigir el James Webb su atención hacia los rincones más distantes del universo, descubrió señales procedentes de esos "pequeños puntos rojos", los cuales mostraban propiedades de objetos astrofísicos que no se habían observado previamente.

Según la perspectiva desde la que se les observe en el espectro, poseen una de las dos cualidades que separan a los científicos.

“Todas las fuentes de luz en el universo tienen un aspecto diferente según la ventana del espectro electromagnético desde la que se les observe. Es similar a tomar una fotografía de tu mano con rayos X y luego con luz visible. En el primer caso, se pueden distinguir los huesos, mientras que en el segundo se aprecia la piel”, aclara Hamuy.

“Los diminutos puntos rojos no son una excepción. Dependiendo de la ventana del espectro que utilices, observarás diferentes áreas internas del objeto”, agrega.

Al igual que otros elementos del universo primitivo, estos puntos existieron hace miles de millones de años, y telescopios como el James Webb están captando la luz que ha estado viajando por el espacio desde entonces.

De esta manera, los investigadores observaron en esos diminutos puntos rojos rasgos similares a los de una galaxia que contiene millones de estrellas mediante un análisis del espectro; mientras que con otro análisis identificaron una galaxia que posee un agujero negro de gran masa.

“No observamos este tipo de galaxias en nuestro universo inmediato. Por lo tanto, parece que aparecieron en esa fase temprana, existieron durante un periodo específico y ahora han desaparecido”, comenta a BBC Mundo la astrofísica Begoña Vila, ingeniera de instrumentos de la NASA.

"Cuando comenzaron a ser detectados, al principio se creía que eran distintos tipos de objetos. Sin embargo, actualmente se ha determinado que son galaxias, lo cual resulta muy emocionante para todos", agrega.

Debido a las notables diferencias de estos objetos en el universo primitivo y su habilidad para enmascararse, están desafiando las teorías que los investigadores han desarrollado para entender el origen de las galaxias.

Revisar Lo Que Se Conoce

Según Vila, uno de los aspectos más sorprendentes de estos objetos es que no se comprende cómo pueden contener tantas estrellas —una cantidad tal vez comparable a la que hay en la Vía Láctea— en un volumen tan reducido, en términos astronómicos.

"Es un misterio cómo se originaron tantas estrellas en tan poco tiempo", comenta.

Pacucci señala que en estas galaxias habría una densidad de estrellas tan alta en un espacio tan reducido que sería comparable a meter a toda la población de China en una sola habitación.

Esto provoca dudas sobre si los modelos que utilizan los científicos para entender la formación y la composición de las galaxias en las primeras etapas del universo son realmente precisos.

"Los modelos actuales acerca de la formación de galaxias explican de manera efectiva lo que observamos a nuestro alrededor, es decir, las galaxias que están más cerca. Sin embargo, Vela señala que estos modelos ya muestran la necesidad de ser ajustados para comprender mejor el universo en sus primeras etapas y las galaxias que se formaron entonces."

De la misma forma, si esos diminutos puntos rojos resultan ser galaxias que contienen un agujero negro supermasivo, la forma en que los científicos entienden su formación tendría que reconsiderarse. Sin embargo, esto no implica una modificación significativa de las teorías principales, aclara Vila.

"Al inicio, parecía que la cosmología estaba en crisis y se creía que era necesario hacer modificaciones. Sin embargo, eso no sucedió. La teoría del Big Bang continúa funcionando a la perfección, sin inconvenientes", comenta la especialista de la NASA.

"El problema es que los modelos disponibles hasta ahora se fundamentaban en la información que teníamos y mostraban lo que sabemos hasta el momento. Sin embargo, este universo primitivo evidentemente presenta sorpresas, y precisamente para eso fue concebido el telescopio Webb."

Desde que se descubrieron los diminutos puntos rojos en el espacio y se notó su notable cambio de apariencia, los investigadores han seguido llevando a cabo estudios utilizando nuevos modelos y herramientas para observarlos y tratar de comprender su naturaleza.

Se anticipa que en los próximos años, los científicos logren desarrollar una teoría que explique qué son y de qué manera se formaron.

Según Vila, tal vez la respuesta más adecuada no consiste en determinar si se trata de galaxias con millones de estrellas o de agujeros negros supermasivos: “Podría ser un poco de ambas explicaciones”.

Sin embargo, esto también permitirá a los científicos obtener más información sobre la creación del universo desde fases que, antes del inicio de operaciones del telescopio espacial James Webb, contaban con menos información.

"Lo más asombroso es que los diminutos puntos rojos son extremadamente numerosos. Si fueran galaxias activas, superarían en un factor de diez a los cuásares [galaxias de gran masa] identificados mediante técnicas convencionales", comenta Hamuy.

Además, añade: “En cualquier contexto, los diminutos puntos rojos son esenciales para entender el proceso inicial de las galaxias”.

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