Cristina La Mar: entre el mar, los poemas y la música

Cristina La Mar creció escuchando el mar y respirando el aire salado del Mediterráneo. Nacida en Lloret del Mar, un pueblo en la costa de Catalunya que le inspiró para escribir los primeros poemas que ahora forman parte de sus mejores canciones. Las olas y los atardeceres fueron su primera inspiración, y hoy, con algunos sencillos y un álbum lanzado, ha comenzado a conquistar a un público dispuesto a profundizar en cada nota y cada letra de su música.

A Mar no le gusta un género específico, nunca lo ha hecho. Desde que era pequeña, solo ha admirado a mujeres "resistentes y capaces de comunicar", como Amy Winehouse, las españolas Rosario y Lola Flores, e incluso disfruta del hip hop con artistas como Lauryn Hill. "No me importaba la perfección vocal, sino el impacto de la voz", confiesa, recordando el proceso autodidacta que le llevó a desarrollar su estilo.

"No tenía idea de que era posible seguir este sueño, de dedicarse al arte. En mi familia nadie se dedicaba a eso, así que aunque lo amaba, era algo inalcanzable en mi realidad", recuerda. La música siempre fue su pasión secreta, oculta para ella. Creciendo en un pequeño pueblo, lejos de las grandes ciudades con infinitas oportunidades, este sueño parecía inalcanzable.

Una vez llegó a la escuela una nueva profesora a la que le confesé: "Me encanta cantar y escribir". Seguramente pensó: "¿Qué le pasa a esta chica?". Pero me dijo: "Bueno, canta". Así que le canté una canción de Adele. Quedó impresionada. Entonces me entregó la llave de un aula de música en secreto para que pudiera ir y aprender por mi propia cuenta.

Después menciona que, más tarde, hubo un evento escolar donde se tocaba la flauta y otras cosas, y mi familia fue invitada. Pero ellos no sabían que iba a cantar. Cuando empecé a cantar, sentí una energía intensa dentro de mí y en la gente que estaba presente. No solo sentí una conexión con el público, sino que algo más se unió", relata Cristina, claramente emocionada por el recuerdo de esa experiencia. "En ese momento no solo quería ser cantante, sino también ser una narradora de historias, una creadora de conexiones. Fue en ese instante cuando todo cobró sentido".

Desde entonces, La Mar experimentó una profunda conexión con la música que la llenaba de alegría cada vez que subía al escenario. A los 16 años, obtuvo una beca para estudiar música en Barcelona, donde se sumergió en el mundo del jazz y otras corrientes musicales. Esta formación inicial la llevó a continuar perfeccionando su arte en la Universidad de Bath, en Inglaterra, donde completó una maestría en composición. Durante ese tiempo, se presentó en varios clubes, restaurantes y bares junto a diferentes grupos de jazz. Fue en esos lugares donde descubrió su pasión por interpretar sus propias canciones, las cuales narraban su historia y reflejaban su esencia.

Nunca han sido los mayores entusiastas mis padres de la idea, pero a mí me daba igual cambiar de carrera si podía seguir haciendo música. Les costó mucho aceptarlo, y aún les cuesta, pero me ven tan feliz y saben que dedico todo mi esfuerzo al proyecto. "Lo que importa es que esto me hace feliz. El resultado va más allá de un número. No es solo un objetivo, es una forma de vivir, con pasiones que nos motivan y nos absorben tiempo, pero nos dan mucha vida en retorno".

El año 2020 trastocó por completo el rumbo de su proyecto debido a la pandemia. En ese entonces, Cristina se encontraba finalizando sus estudios en Londres, pero se vio obligada a regresar a casa debido al confinamiento. "Cuando volví a España, venía de dedicarme al jazz. Ya me consideraba una artista, pero aún no tenía un proyecto bien definido. La pandemia transformó completamente el mundo y nuestra percepción de la música, el arte e incluso de las personas. Sentimos como si hubiéramos perdido algo de conexión con los demás".

Durante este tiempo, descubrió nuevos principios a través del autoanálisis en lugar de seguir la superficialidad en la que la sociedad se estaba sumergiendo. "Gracias a la pandemia, creo que me he vuelto un poco más bohemio. En lugar de pasar más tiempo en las redes sociales, comencé a prestar atención a las cosas que verdaderamente tienen valor. Como el tiempo, y qué tipo de música quiero crear".

Ella experimentó un cambio profundo con la intención de dedicarse a la música. Mientras estaba apartada de la sociedad, Cristina comprendió que su arte debía tener un significado más profundo, tal como siempre había imaginado. En ese momento, se centró en desarrollar un proyecto que reflejara su nueva perspectiva del mundo y su constante deseo de conexión con los demás.

Durante dos años estuve en un proceso de autoexploración, dedicándome a la terapia y aprendiendo a meditar. Traté de alejarme de lo convencional, buscando mi propia forma de felicidad. Me adentré en la música con un enfoque más espiritual y profundo, conectando con el alma y todo eso.

La Mar siempre ha tenido una imaginación muy viva y, de hecho, afirma tener el don de convertir sus sueños en premoniciones. "Es algo extraño que me sucede con todo en mi vida, siempre lo sueño antes. Realmente me muestra cosas que debo experimentar, pero no me asegura que vayan a salir bien. Y en un momento empecé a soñar con Colombia”. A pesar de que Cristina nunca había salido de Europa, de alguna manera, Latinoamérica parecía estar llamándola sin motivo aparente. Sin embargo, su instinto no la decepcionó.

Un día decidí comprar un boleto, no le conté a mi familia hasta el último momento. Planeaba simplemente ir, cumplir mi sueño y ya está. Desde el primer día que llegué, comencé a experimentar cosas increíbles. Muchos músicos a los que conocí me acogieron con cariño. Inicialmente tenía reservados cinco días de estudio y luego pensaba salir a explorar. Al final, resultó ser un mes entero lleno de música, de colaboraciones con otros artistas y de composición de canciones.

La mujer catalana se sintió a gusto en Colombia, una nación rica en cultura, música y pasión. No obstante, debió volver a España debido a asuntos familiares que la distanciaron por un tiempo de la experiencia que había disfrutado. "Mi familia es lo más importante para mí, pero mi corazón seguía en Colombia, donde había encontrado mi lugar."

Colombia se había convertido en el lugar ideal para cumplir sus sueños, rodeado de la naturaleza más auténtica, donde descubrió una nueva forma de vivir y experimentar la música. Al volver, su proyecto comenzó a tomar fuerza y finalmente presentó las primeras evidencias de su trabajo con canciones como 'Flores' (en colaboración con el cantautor panameño Carlos Méndez) y 'Extráñame'. En palabras suyas, "En Colombia todos mostráis una humanidad especial. Tenéis una energía tan poderosa que se deja sentir en cada poro de la piel".

Recopilando sus escritos, Cristina decidió transformar sus poemas en canciones y sentar las bases para su primer álbum con la ayuda de Richard Blair, productor de renombre internacional (Aterciopelados, Carlos Vives, Vicente García). "Recuerdo haberle enviado los demos con nerviosismo, sin saber si le gustarían. Es un músico y persona increíble, pero los demos ni siquiera seguían la estructura tradicional de una canción". Para su sorpresa, Blair comprendió a la perfección la intención de su música. "Una mañana me llamó y me dijo, 'Tu música me ha llegado al corazón'".

El año 2023 estuvo marcado por mucho trabajo, ya que fue el momento en el que su primer álbum, titulado El perderse & el quererse, comenzó a tomar forma. Lleno de melodías y atmósferas cautivadoras en piano, gracias a la colaboración de Pedro Ocampo (descendiente del talentoso Teto Ocampo), el álbum finalmente vio la luz en abril de 2024. Esta obra autobiográfica fue su presentación al mundo musical.

Al momento de grabar, buscamos capturar la toma que transmitiera mejor el sentimiento, no necesariamente la de mejor sonido. La composición tiene fuertes raíces mediterráneas, la voz tiene un toque flamenco, y los tambores evocan a Colombia", explica. El álbum "El perderse & el quererse" evoca nostalgia en un ambiente de ensueño y familiar. "No tiene un género definido, lo que lo caracteriza es que viene del alma. Por eso se llama soul, por eso se llama flamenco, es la expresión de los sentimientos y la fuerza de la música latina. Estas canciones llegaron a mí como inspiración divina. Son de todos, yo solo fui el medio para que pudieran ser escuchadas".

La música de Cristina es una mezcla increíble que puede recordar al trip-hop, el ambiente y el flamenco, mostrando una fuerte conexión con los lugares y personas que ha conocido. En este momento, no planea detenerse, ya que sabe que hay mucho más por descubrir y nuevas culturas por explorar. Actualmente está organizando una serie de conciertos en Colombia y España, con los que espera presentarse de diversas formas y colaborar con distintos artistas.