Los sismos lentos no son riesgosos para la población - Gaceta UNAM
En la costa de Guerrero, México, se han identificado.
Movimientos Imperceptibles Que Requieren Meses
Sandra Delgado 19 de septiembre de 2024
En una pantalla de la institución que dirige, el jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN), Arturo Iglesias Mendoza, presenta un mapa de las costas de Jalisco, Michoacán, Guerrero y Oaxaca, donde se observan círculos de varios colores y tamaños. Cada círculo simboliza los sismos más significativos del siglo XX, y su diámetro varía según la magnitud del movimiento.
En esta área de distribución se encuentra una zona sin color, lo que indica que no ha habido temblores en más de cien años. Los expertos la denominan "la brecha de Guerrero". Esta región abarca casi 150 kilómetros, desde Acapulco hasta Papanoa, y se localiza en el borde de las placas tectónicas de Cocos y América del Norte. Desde 1911, no ha sido el punto de origen de sismos que excedan la magnitud siete.
"Al comenzar este siglo, no se tenía conocimiento de que existen otros tipos de movimientos que no provocan ondas sísmicas. Este fenómeno se denomina 'sismos lentos' o 'silenciosos', ya que son imperceptibles para los seres humanos. Estos temblores consisten en movimientos de grandes masas rocosas que pueden prolongarse durante semanas o incluso meses, a diferencia de los sismos comunes que transcurren en cuestión de segundos. En México, es muy probable que estos movimientos ocurran en la brecha de Guerrero o en las proximidades de la trinchera, que es el lugar donde una placa tectónica comienza a sumergirse bajo otra", aclara el experto.
Era conocido que existían deformaciones graduales en la superficie de la Tierra, asociadas al ciclo intersísmico, aunque su medición resultaba complicada. Para ello, se utilizaban dispositivos GPS que se dejaban en su lugar durante horas o incluso días, y luego se recolocaban después de un tiempo para repetir el proceso. Estos análisis son complejos de gestionar, aunque los resultados que ofrecen son evidentes, añade.
Según Shri Krishna Singh, investigador emérito del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, los sismos son movimientos que ocurren de forma muy rápida. Por ejemplo, un temblor de magnitud ocho puede extenderse hasta 60 segundos en su origen (epicentro), mientras que los movimientos sísmicos más lentos pueden prolongarse durante meses.
"La formación de temblores en la costa de México es resultado de la subducción de la placa tectónica de Cocos bajo la placa de América del Norte; sin embargo, es necesario que exista un desplazamiento gradual que no genere terremotos."
Iglesias señala que la velocidad de ruptura es reducida y, por esta razón, los sismos lentos no producen ondas sísmicas, no son captados por los sismógrafos convencionales y no representan un peligro para la población. En 2001, con la introducción de dispositivos GPS, se pudo evidenciar su existencia al medir deformaciones en el rango de milímetros. No es un fenómeno nuevo, simplemente no contábamos con la tecnología necesaria para detectarlos.
Este hallazgo representó un avance significativo que transformó la comprensión de la tectónica a nivel global, especialmente en México. El experto compara este descubrimiento con la creación del microscopio, ya que abre la puerta a un mundo nuevo, casi paralelo, lleno de complejidad y detalles. Los seísmos silenciosos pueden ocurrir a profundidades que oscilan entre 20 y 40 kilómetros, dependiendo de su proximidad a la costa o de su cercanía a la trinchera.
La aparición de estos movimientos sísmicos puede estar vinculada, en ciertos casos, a la formación de terremotos normales. Sin embargo, el especialista en Ciencias de la Tierra enfatiza que, generalmente, antes de un terremoto común, se registran sismos que se producen a un ritmo lento. No obstante, hay ocasiones en que estos sismos lentos ocurren sin que posteriormente se dé un terremoto normal.
Esto ha generado una nueva área de estudio. "En la actualidad, resulta imposible comprender la sismotectónica de las regiones de subducción, como las que se encuentran en México, sin tener en cuenta estos fenómenos, ya que su contribución a la liberación de la energía sísmica acumulada es fundamental".
En la brecha de Guerrero, entre los años 2000 y 2002, se identificó, utilizando los primeros dispositivos GPS, un sismo lento de magnitud 7.6 (siendo uno de los primeros en registrarse en el país). El último terremoto convencional registrado en esta área ocurrió en 1911, y desde entonces, no ha habido otro similare.
Los sismos recurrentes son aquellos que ocurren cada ciertos años (pueden ser 40 o 50) en el mismo lugar. Por ejemplo, en 1973 se presentó un fuerte sismo en Colima y volvió a suceder el 19 de septiembre de 2022. No obstante, en la brecha sísmica de Guerrero no ha habido movimientos telúricos, a pesar de que teóricamente debieron haberse producido hace tiempo. Esto podría atribuirse a la existencia de sismos lentos, aunque algunos argumentan que la situación es diferente en esa región en comparación con las zonas vecinas, ya que la tasa de acumulación de energía entre las placas es menor”, señala el académico.
Según Singh Singh, se han registrado pequeños temblores de manera recurrente. Al analizar los sismogramas, estos eventos parecen ser similares, lo que podría explicarse porque la superficie se fractura en el mismo sitio con regularidad. Por otro lado, los terremotos de mayor magnitud son infrecuentes, y en los escasos casos que ocurren, se han presentado en Oaxaca, Acapulco y Michoacán.
La brecha sísmica de Guerrero genera inquietud entre investigadores y autoridades debido a su proximidad a regiones con alta densidad de población, como la Ciudad de México. Por esta razón, se han instalado equipos en la zona para llevar a cabo estudios y un monitoreo continuo, a cargo de instituciones como el SSN, el IGf y el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico.