Día de Acción de Gracias en Estados Unidos: qué se celebra y qué significa “Thanksgiving”

5 horas atrás
Thanksgiving

El Día de Acción de Gracias, una celebración profundamente enraizada en la tradición estadounidense, abarca distintas generaciones y representa agradecimiento y convivencia. (REUTERS/Brendan McDermid)

Cada cuarto jueves de noviembre, millones de familias estadounidenses se congregan para conmemorar el Día de Acción de Gracias, una tradición que está firmemente enraizada y que se ha transmitido a lo largo de las generaciones. Más allá de la comida copiosa, esta fecha representa la gratitud, el espíritu comunitario y el reconocimiento de las dificultades que se han enfrentado. Sin embargo, tras el pavo, el pastel de calabaza y los desfiles, hay una historia fascinante que contar.

A continuación, indagaremos en los antecedentes históricos y el significado cultural de una de las festividades más representativas de Estados Unidos, que en 2024 nos brinda nuevamente la oportunidad de meditar sobre la importancia de la gratitud.

La celebración tradicional tiene sus raíces en los primeros tiempos de los colonos europeos en América del Norte. En septiembre de 1620, un grupo de alrededor de 100 individuos, conocidos como los peregrinos, zarparon en el Mayflower en busca de una nueva vida. Su meta principal era liberarse de las limitaciones religiosas que sufrían en Inglaterra y poder practicar su fe con libertad. Luego de un arduo viaje de dos meses por el océano Atlántico, arribaron a Cape Cod, en lo que hoy es Massachusetts, en noviembre de ese mismo año.

Al principio, los peregrinos recorrieron la región de Provincetown, pero pronto se dieron cuenta de que las condiciones eran demasiado difíciles para asentarse allí. Como resultado, optaron por establecerse en un lugar cercano llamado Plymouth, donde iniciaron la construcción de su nuevo hogar. Sin embargo, el primer invierno en Nueva Inglaterra resultó ser catastrófico. Las bajas temperaturas, las enfermedades y la escasez de alimentos causaron la muerte de casi la mitad de los colonos en los meses iniciales. De los alrededor de 100 pasajeros que llegaron a bordo del Mayflower, solo unos 50 lograron sobrevivir a las duras condiciones climáticas.

A pesar de los retos, los peregrinos lograron abordar parte de sus problemas gracias a la ayuda de los Wampanoag, una comunidad indígena que vivía en la zona. Los Wampanoag, bajo el liderazgo del jefe Massasoit, brindaron a los colonos conocimientos vitales para su supervivencia en este nuevo entorno. Les enseñaron a cultivar maíz, pescar y cazar en las tierras que ahora ocupaban. Este intercambio entre los peregrinos y los nativos dio inicio a una relación que, aunque compleja y marcada por tensiones en el futuro, permitió que los recién llegados se integraran en el territorio.

Con la llegada del otoño de 1621, los colonos habían conseguido recolectar suficientes provisiones para afrontar el invierno que se avecinaba. En señal de agradecimiento por su primera cosecha exitosa, los peregrinos organizaron una celebración que se extendió por tres días. Este banquete se llevó a cabo en honor a su supervivencia, a la generosidad de los Wampanoag y a los frutos de su esfuerzo conjunto. Aunque en ese momento no se le denominó “Día de Acción de Gracias”, este evento es ampliamente reconocido como el precursor de la festividad que posteriormente se convertiría en una tradición nacional.

El gesto de expresar gratitud es fundamental en esta celebración y simboliza una costumbre que va más allá de las culturas, religiones y períodos históricos. En el caso del Día de Acción de Gracias, esta costumbre nació con los colonos del siglo XVII, quienes, después de un año lleno de desafíos, conmemoraron su supervivencia, el apoyo brindado por los Wampanoag y los resultados de una cosecha abundante.

Para ellos, agradecer no era simplemente un acto de amabilidad, sino una manifestación profundamente espiritual, arraigada en su creencia cristiana. Los peregrinos incorporaban el agradecimiento en su día a día, ya fuera al recibir alimento, enfrentar dificultades o al experimentar la benevolencia de los otros.

A lo largo del tiempo, la connotación de expresar gratitud en esta fecha ha crecido, transformándose en una costumbre cultural que invita a la reflexión sobre las bendiciones tanto individuales como comunitarias. Actualmente, para muchas familias, agradecer significa apreciar los logros, la salud, el cariño de los seres queridos y las oportunidades que se presentan. Asimismo, puede ser un momento propicio para reconocer los sacrificios de aquellos que han allanado el camino o brindado apoyo en momentos decisivos.

El Día de Acción de Gracias que conocemos hoy ha recorrido un largo camino desde sus inicios en 1621, pasando de ser una conmemoración local y religiosa a convertirse en una festividad nacional y abierta a todos. Este desarrollo ha sido influenciado por una mezcla de costumbres culturales, declaraciones políticas y adecuaciones contemporáneas que han dado lugar a su forma actual.

Declaración de Abraham Lincoln en 1863.

A pesar de que las comunidades en Estados Unidos celebraban el Día de Acción de Gracias de forma irregular y sin unificación, fue el presidente Abraham Lincoln quien lo estableció oficialmente en el calendario nacional. En 1863, en plena Guerra Civil, el presidente emitió una proclamación designando el último jueves de noviembre como un “Día de Acción de Gracias y Alabanza”.

Este evento fue principalmente el fruto de los empeños de Sarah Josepha Hale, directora de la revista Godey’s Lady’s Book, quien durante muchos años se dedicó a hacer campaña mediante el envío de cartas a presidentes y gobernadores, instándolos a que crearan una celebración nacional. Lincoln atendió esta petición con la intención de unir a una nación dividida por la guerra, en un día de reflexión y agradecimiento colectivo.

La polémica en torno a Franklin D. Roosevelt.

En los años 30, el presidente Franklin D. Roosevelt tomó la decisión de cambiar la fecha de Acción de Gracias con un fin económico. En 1939, durante la Gran Depresión, Roosevelt sugirió celebrar esta festividad el tercer jueves de noviembre con el objetivo de prolongar la temporada de compras navideñas y reactivar la economía. No obstante, esta medida generó desacuerdos en todo el país.

Durante varios años, ciertas regiones continuaron siguiendo la declaración de Roosevelt, mientras que otras hicieron caso omiso y se aferraron a la costumbre del último jueves del mes. Esta discrepancia llevó incluso a que el día se apodara de manera humorística “Franksgiving” (una combinación de “Franklin” y “Thanksgiving”). Finalmente, en 1941, el Congreso tomó cartas en el asunto y aprobó una legislación que fijó el cuarto jueves de noviembre como la fecha oficial para conmemorar el Día de Acción de Gracias, logrando así que el país se unificara en esta celebración.

Evolución hacia una celebración contemporánea.

Durante el siglo XX, el Día de Acción de Gracias evolucionó de ser una festividad de carácter religioso o político a transformarse en un evento cultural y familiar. Platillos tradicionales como el pavo, el puré de papas, la salsa de arándano y el pastel de calabaza se convirtieron en parte esencial de esta celebración. Asimismo, emergieron nuevas costumbres como los desfiles, destacando el de Macy's en Nueva York como el más conocido, así como los partidos de fútbol americano, que aportaron un ambiente festivo y de diversión al día.

En la actualidad, el Día de Acción de Gracias se ha convertido en una ocasión para llevar a cabo gestos de generosidad, como participar en actividades de voluntariado y hacer donaciones a bancos de alimentos, lo que refuerza el sentido de gratitud y de comunidad que caracterizó su origen. A pesar de que la celebración se ha ajustado a las realidades contemporáneas, su núcleo permanece inalterado: es un instante para meditar sobre las bendiciones que se han recibido, compartir con los demás y expresar agradecimiento.

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