Crítica: Challengers

8 días atrás
Challengers

En los años 80, el crítico de cine Raphael Bassan creó el término "Cinéma du look" para referirse a un grupo de películas con rasgos estilísticos y temáticos similares. Los directores de dichas películas se atrevieron a experimentar con técnicas visuales innovadoras y narrativas poco convencionales.

Los cineastas de mayor renombre identificados con el Cinéma du Look son Jean-Jacques Beineix (director de Diva y la provocativa película erótica Betty Blue), Luc Besson (Azul profundo, La Femme Nikita), Léos Carax (Los amantes del Puente Nuevo, Pola X) y particularmente el estadounidense Michael Mann (director de películas como Thief y Heat).

El Cinéma du look se caracterizó principalmente por poner en primer plano la estética visual por encima de la narrativa convencional. Las películas pertenecientes a este movimiento solían ser muy llamativas y vívidas, mostrando gran cuidado en su producción y en su composición visual. Este enfoque de estilo estuvo influenciado en gran medida por la moda, la publicidad y el arte contemporáneo, creando películas con una presencia visual impresionante, desafiando las expectativas del público.

Mann y Besson intentan recuperar su éxito pasado con películas mediocres, sin darse cuenta de su gran talento. Ahora, es el turno de Luca Guadagnino, un importante y reconocido autor italiano por obras como I Am Love, Call Me By Your Name, Bones And All, y sus magníficos remakes de La piscina (A Bigger Splash) y Suspiria. Él está resucitando el estilo del Cinéma du look con un impresionante ejercicio estilístico ambientado en el mundo del tenis, llamado Challengers.

La película creada por Justin Kuritzkes, quien es tanto dramaturgo como novelista y esposo de Celine Song, directora de Pas Lives, emana sexualidad y erotismo en cada uno de los detalles de la fotografía saturada del famoso fotógrafo tailandés Sayombhu Mukdeeprom, quien ha colaborado en varias ocasiones con Guadagnino y también con el maestro Apichatpong Weerasethakul.

Challengers es una historia que se centra en un triángulo amoroso que incluye a Art y Patrick, dos amigos y prodigios del tenis (Mike Faist, el periodista del impresionante documental The Bikeriders, y Josh O'Connor, el príncipe Carlos en la serie The Crown), quienes están profundamente enamorados de Tashi, una tenista igual de talentosa o más, pero que resulta ser emocionalmente fría y manipuladora como el famoso picahielos utilizado por Sharon Stone en la película Instinto Básico.

Kuritzkes y Guadagnino presentan la historia como si fuera un partido de tenis, basándose en el comentario de Tashi al comienzo de la película. Por ello, utilizan múltiples flashbacks y flashforwards que revelan detalles importantes sobre la relación de estos tres deportistas, que son amantes, amigos y enemigos. Esta técnica narrativa hace que nuestra mente se mueva sin control entre el pasado y el presente. Sin embargo, no es conveniente dar más detalles de la trama, ya que esta es el punto débil de la película, porque a menudo se cae en el melodrama sentimental, similar a Heat de Michael Mann.

Hay un tema que sin duda debemos mencionar y es el fenómeno viral que generó la revelación de una escena candente de Ménage à trois entre una chica y dos chicos. Dicha escena parece haber sido inspirada por películas como la olvidada pero ardiente cinta noventera Threesome, que inspiró el famoso video Lady de la agrupación electrónica Modjo, y por la aún más ardiente Y tu mamá también, en la cual la experimentada Maribel Verdú anima a los jóvenes interpretados por Gael García Bernal y Diego Luna a abandonar su represión sexual y expresar libremente su deseo el uno por el otro (tal como decía Freud, lo único que diferencia a la amistad de la relación de pareja es el ejercicio del sexo). Si imaginaba que la escena sería altamente excitante, permítame decirle que tiene razón. Estamos hablando del director de la escena de los duraznos del famoso filme Llámame por tu nombre.

En Challengers, los tres protagonistas son muy atractivos y exudan un gran magnetismo sexual. A pesar de que la película se trata de tenis, en realidad es puramente erótica. Sin embargo, es una película que favorece a los hombres, quienes tienen muchos defectos, pero también son nobles, temerosos, valoran la amistad, están dominados por sus emociones y se rinden al amor de una mujer egoísta que solo busca ganar, manipular e imponer sus propias ideas en la pareja enamorada, que probablemente ella no ama en realidad (ni muestra ningún interés por su hija, ya que solo piensa en sí misma, lo que sugiere tendencias sociopáticas). A pesar de que el personaje interpretado por Zendaya es bastante desagradable, ella lo hace convincente gracias a su gran talento actoral y a su magnetismo.

La banda sonora de Challengers, realizada por Trent Reznor y Atticus Rose, es el ingrediente principal que hace de este plato una delicia. Se inspiran en el techno industrial de los años ochenta y en el álbum de Reznor, Pretty Hate Machine (también conocido como Nine Inch Nails). Esta música llena cada segundo de vida y energía en la película, que ha sido editada por Marco Costa de manera magistral. Aquí es donde se nota la influencia de Mann en la televisión y el cine de Guadagnino.

En una época donde dominaban las comedias eróticas para jóvenes como "Risky Business", los afiches con aerógrafos, la obsesión por el físico, la música de sintetizador y las luces de neón, el creador de Miami Vice comprendió que el videoclip debía resaltar la música y complementarla con imágenes impactantes y estilizadas. Así, aplicó esta técnica (música primero, imagen después) primero en la televisión y luego en el cine, obteniendo resultados que transformaron el cine moderno en cine contemporáneo. Esto puede ser confirmado por Quentin Tarantino, Edgar Wright, Guy Ritchie y Nicolas Winding Refn.

En Challengers, la música es el elemento principal y más importante. Sin duda, tendrás ganas de escuchar la música creada por Reznor y Rose siempre que puedas, desde hacer deporte hasta ir en coche, pasando por hacer la colada o escribir sobre cine. Estos dos compositores han conseguido que el tenis tenga una presencia más fuerte e intensa en el cine, lo que se llama Cinéma du sound.

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