Challengers: todo es sexo, excepto el sexo | El Universal

10 días atrás
Challengers

Zendaya es la productora y protagonista de la vibrante película de Luca Guadagnino, que cuenta una historia emocionante sobre el poder y la sexualidad.

Tashi Donaldson es una famosa adolescente prodigio del tenis, admirada por su belleza por Tom Holland y asegurada su futuro con múltiples contratos de publicidad y gran potencial para las ligas profesionales. Para ella, el tenis es más que un juego o un deporte, es una relación similar al sexo.

El filme "Challengers" (EE. UU., 2024) podría parecer una historia sobre tenis, pero en realidad es una increíble obra que resalta el poder de la mujer. Como bien decía un famoso dicho, "todo es sexo excepto el sexo, el sexo es poder".

Tashi es realmente hábil y demuestra su poder en la cancha, dejando a sus oponentes humillados. Dos amigos, Art y Patrick, quienes han sido amigos desde la infancia, quedan obsesionados por la forma en que juega la tenista. Deciden hablar con ella y, sin pensarlo mucho, la invitan a su habitación para continuar la conversación.

Comenzando con admiración, la situación empeora al convertirse en obsesión. Ambos amigos lucharán por el amor de Tashi sin importar las consecuencias, incluso si eso significa sacrificar su larga amistad y su carrera como atletas.

Sin embargo, el comienzo de esta historia no es lo mencionado anteriormente. El debutante Justin Kuritzkes inicia su guión con un duelo entre Art y Patrick, años después de la previa narrativa. ¿Cuál es la relevancia de este partido? Esa es la trama principal de la película, sin embargo, para responder a esta interrogante, se utilizan constantemente saltos temporales, remontándose a hace 20 años, hace una semana o apenas algunas horas.

A pesar de ello, la versión editada por Marco Costa preserva la coherencia de la trama para evitar que nos desorientemos, confiando plenamente en que la audiencia está inmersa en la historia y, por lo tanto, no es necesario incluir más indicadores de tiempo para situarnos en la trama.

El trío de intérpretes trabaja a la perfección, destacando, sin duda, Zendaya en su papel de Femme Fatale obsesionada con el tenis. Sin querer, ella los hace competir por sus favores, tanto en el ámbito sexual como profesional (¿o es que para Tashi no son lo mismo?), ya que acabará convirtiéndose en su entrenadora.

El contenido y la forma son inseparables, y en este caso, el comúnmente conocido triángulo amoroso perdería gran parte de su atractivo si no fuera por los impactantes cambios de tiempo, los cortes de edición sorpresivos, las interpretaciones llenas de pasión y erotismo que envuelven la pantalla, así como la cámara y la música que lo complementan.

En algunas escenas de la película, el cinefotógrafo tailandés Sayombhu Mukdeeprom (conocido por ser el fotógrafo preferido tanto de Luca Guadagnino como de Apichatpong Weerasethakul) ha incorporado el típico movimiento de la cabeza que se hace mientras se ve un partido de tenis, pasando de mirar a la izquierda y luego volver a la derecha. Este movimiento se refleja en los campos y contra campos llenos de tensión y movimiento en la pantalla, que llega a su punto culminante en una escena donde la cámara se convierte en la perspectiva de la raqueta o incluso de la pelota, creando una sensación de locura total.

Sin embargo, si esto parece ser demasiado en términos visuales, solo hemos arañado la superficie: la música de Trent Reznor y Atticus Ross a menudo inunda la pantalla para enfatizar (en un gran engaño) la tensión de lo que los personajes están discutiendo. Es una apuesta valiente (en ocasiones uno puede preguntarse si esa música proviene de la habitación de al lado o de qué se trata todo esto) y que puede resultar molesta para muchos.

Después de que ocurre este mismo truco musical por quinta vez, uno comienza a cuestionarse si la tensión que se muestra en la pantalla es generada por los actores, el guión o si es simplemente la música de club creada por la colaboración de Reznor-Ross lo que nos hace sentir una gran emoción.

El desenlace, que se muestra de forma excesiva tanto en lo visual como en lo auditivo, no resulta tan cautivador como el intrigante recorrido de seducción, engaños, secretos y pasión que se nos presenta a lo largo de las dos horas que dura la historia.

Muchos sostienen que el orgasmo recibe demasiada atención y que lo verdaderamente entretenido del sexo es el juego previo. Esto es precisamente lo que ocurre en esta película: una fascinante historia sobre sexo y control, totalmente en la línea hedonista de Guadagnino, que te deja agotado pero con ansias de repetir.

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