Fallece Daniel Kahneman, premio Nobel y padre de la economía del comportamiento

30 días atrás
Daniel Kahneman

Daniel Kahneman falleció esta semana y esto me recordó al verano de 2005. En aquel momento, el reconocido académico ya había ganado un premio Nobel en Economía por sus investigaciones en la economía del comportamiento hacía tres años. Las ideas que él exponía eran muy comprensibles para el público general y rápidamente se hicieron populares, incluso fuera del ambiente universitario. Sin embargo, todavía no sabía que su libro "Pensar rápido, pensar despacio" (Ed. Debate, 2012) se convertiría en un éxito de ventas y en un ícono casi pop de la economía tan sólo unos años después.

"Premio Nobel Sin Estudiar Economía Presencial"

Durante el verano, haciendo mucho calor, el profesor se dirigía a Barcelona para asistir a un evento en la Universidad Pompeu Fabra. Cuando llegó a La Vanguardia, antes de la entrevista, se quitó la chaqueta y se sentó. En un gesto humilde, el profesor Kahneman se puso a la defensiva al decir: "No soy un economista, solo soy un psicólogo", mientras la temperatura se hacía cada vez más sofocante.

Kanheman se enorgullecía de no haber cursado ni una sola clase de Economía en su formación académica. A pesar de ello, su investigación en Economía del Comportamiento tuvo gran impacto en cómo los inversores y consumidores actúan. Según su teoría, las decisiones humanas suelen apartarse de las predicciones de las teorías tradicionales debido a que el juicio humano utiliza atajos que constantemente se alejan de los principios básicos de las probabilidades.

"Riesgos Asumidos Por Desconocimiento, Según Teoría"

Durante su reunión con este periódico, explicó que muchas veces creemos que un gestor de fondos es mejor que los demás si logra superar la rentabilidad de la bolsa durante dos años seguidos, aunque esto no sea necesariamente cierto. Además, habló acerca de la tendencia humana de evitar pérdidas antes que buscar ganancias. "Nuestro enfoque no siempre es maximizar utilidades", afirmó. "Cuando invertimos, no solo queremos hacernos más ricos, sino también encontrar satisfacción y placer. Esperamos conseguir todo a la vez".

Las investigaciones realizadas por ella proporcionaron una gran cantidad de datos acerca de las razones por las que los empresarios enfrentan situaciones de incertidumbre. "Los dueños de negocios, en realidad, no buscan correr riesgos. En la mayoría de los casos, lo hacen sin saber que se están exponiendo a ellos. Y una vez que se dan cuenta, el daño ya ha sido causado".

La Comunidad Influye En El Gasto De Las Bombonas

En relación a las pautas de consumo de la población, se evidenció la gran influencia ejercida por el entorno al momento de realizar gastos. "Los compradores no prestan atención alguna al aumento del precio de un objeto como la botella de gas butano o de la gasolina. Lo que realmente nos impacta son los cambios que se suceden en nuestra comunidad cercana. Un ejemplo claro sería si percibimos un incremento de desempleados en nuestro alrededor, esto podría motivar a una disminución de nuestros gastos."

Es increíble notar que incluso en la actualidad, sus ideas siguen siendo muy relevantes. Por ejemplo, analizó la correlación entre el terrorismo y la economía, algo muy cercano a él ya que nació en Oriente Medio, una región llena de incertidumbre y peligro. "Un acto de terrorismo no tiene suficiente impacto para alterar la toma de decisiones económicas. Por lo general, la gente suele exagerar los riesgos del terrorismo. Si observamos mi país, Israel, a pesar de los numerosos ataques terroristas, el número de víctimas mortales es menor que el de accidentes de tráfico. Y aún así, seguimos recibiendo turistas".

Daniel Kahneman nació el 5 de marzo de 1934 en Tel Aviv y creció en París durante la ocupación nazi. Además, trabajó en el departamento de psicología de las Fuerzas de Defensa de Israel. Gran parte de su carrera académica la desarrolló en Estados Unidos, y en 2012 fue aceptado en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (Racef), presentado por el entonces presidente de "La Caixa", Isidre Fainé. En 2002, recibió el premio Nobel de Economía por incorporar elementos de la investigación psicológica en la ciencia económica, en particular en relación con el juicio humano y la toma de decisiones en situaciones de incertidumbre.

En una entrevista de La Contra con Lluis Amiguet, el fallecido Kahneman compartió su testamento vital en el que afirmaba que después de los 60 años se experimenta una mayor felicidad. Según él, al tener una perspectiva más amplia, se puede ver con mayor claridad lo que está mal y así lograr un equilibrio emocional más satisfactorio. Con su muerte, el concepto de hombre económico pierde a uno de sus precursores.

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